Rapaces...
Cristian Carrillo (Suplemento Cash, Página/12)
“Compra
grandes cantidades de deuda pública de países del Tercer Mundo a 20
centavos de dólar y obliga a los gobiernos a pagar dólar por dólar. Su
última apuesta es forzar al gobierno argentino a abonar la deuda en
mora. Una vez más pagó diez centavos de dólar de la deuda y quiere que
los argentinos le paguen el valor nominal.” La frase corresponde al ex
presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, que en 2005, previo al canje
de deuda argentino, anticipaba la pelea que los fondos buitre iban a
librarle al país. En este caso se refería a Kenneth Dart, el principal
litigante contra la Argentina, presidente del fondo EM Ltd., y también
uno de los financistas del Partido Demócrata, principal arma de presión.
Con las dos reestructuraciones de deuda, los denominados fondos buitre
pasaron a representar el 8 por ciento de la deuda en default, y litigan
para que se les reconozca la totalidad del valor de sus tenencias –unos
3600 millones de dólares– más intereses. Estos fondos operan desde
paraísos fiscales para no pagar impuestos y su trabajo consiste en
debilitar la imagen de los países hasta conseguir el fallo favorable de
alguna corte permeable a sus intereses.
La pelea entre el país y los fondos buitre se inició con la cesación
de pagos declarada el 23 de diciembre de 2001. Sin embargo, venían
preparando el terreno desde antes. La carga de la deuda, que alcanzó al
160 por ciento del Producto Interno Bruto, anticipaba las dificultades
que tendría el país para cumplir con esos vencimientos. En ese momento
comenzaron a comprar deuda argentina a precios de remate. Esto continuó,
y se intensificó, tras el anuncio de default. Hasta 2003 los precios de
los bonos locales se ubicaban del 10 al 30 por ciento de su valor
nominal. En 2005, luego de que se recuperara el nivel de Producto real
pre-recesión, el Gobierno lanzó el canje. “No se podía avanzar si no se
alcanzaba un acuerdo con los acreedores respecto de cuánto debíamos y
cómo íbamos a pagar”, recuerda el embajador argentino en Estados Unidos,
Jorge Argüello, en diálogo con Cash.
Pronto lanzaron el primer ataque. El fondo NML Ltd., del magnate
financiero Paul Singer, inició dos acciones judiciales contra la
Argentina ante los tribunales del estado de Nueva York por sus tenencias
de títulos públicos Globales y de los denominados bonos FRAN (Floating
Rate Accrual Notes (ver aparte), solicitando el embargo de fondos del
Estado argentino, según consta en los archivos de la Auditoría General
de la Nación. Se sumaron otros, como Lightwater Corp. Ltd., Old Castle
Holdings Ltd., Allen DCA, Grantor Trust, Pedro Aldermen, Scott R. Harris
y Vathani Emmanuel and Glencore Ltd. Hubo otros fondos, como el EM
Ltd., que abogaron la cláusula “pari passu”, que le había servido para
sacar una suculenta ventaja durante el proceso de reestructuración de la
deuda de Perú (ver aparte). Sin embargo, el juez levantó el embargo
para permitir que siga el proceso de reestructuración de la deuda.
El primer canje (2005) finalizó con un nivel de adhesión del 76,15
por ciento. Si bien la intención era no reabrir la operación, Economía
detectó un 20 por ciento de tenedores con posibilidad de sumarse bajo
las mismas condiciones de 2005, entre los que se encontraban gremios,
como la asociación de maestros de los Estados Unidos. La segunda ronda
del canje fue para responder a las críticas que se esgrimían respecto de
que el país no respetó a los tenedores minoritarios estadounidenses.
Junto a la participación de pequeños inversores italianos y japoneses,
se alcanzó el 92 por ciento total. El resto supone un valor nominal de
3600 millones de dólares, que fueron adquiridos a un precio de entre 20 y
30 por ciento. De este total, el 8,3 por ciento –unos 300 millones– se
encuentra en manos de residentes estadounidenses, mientras que el resto
está en manos de fondos buitre sin residencia en Estados Unidos. Existe
un grupo de 15 acreedores, cada uno por al menos 25 millones de dólares,
de los cuales nueve tienen domicilio en la jurisdicción off-shore de
Islas Cayman.
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