EE.UU. pretende unificar seguridad nacional y seguridad interior en un solo concepto
Elsa M. Bruzzone, José Luis García (ALAINET)
Otro intento de EE.UU. para que
las Fuerzas Armadas argentinas operen tanto contra un enemigo
exterior como contra presuntos enemigos del interior del país.
La noticia fue impactante por lo
inesperada. “Expertos” de los EE UU en Seguridad Nacional, Guerra No
Convencional y Operaciones de Información, intentarán “capacitar” a
personal del Ministerio de Defensa como parte de un programa para el
empleo de las Fuerzas Armadas en el control de disturbios, las
operaciones antidrogas y
antiterroristas, o sea, en la represión de la protesta social. Este
hecho constituye un nuevo intento para dejar sin efecto la separación
entre Seguridad Interior y Defensa Nacional existente en nuestro país y
reglamentada en sendas leyes, que fue tan difícil lograr a partir de
1983.
Para ello impartirán una especie
de cursillo sobre lo que crípticamente denominan “Lineamientos
Estratégicos de la Defensa Nacional”, que forma parte del Programa
Expandido de Educación y Entrenamiento Militar (Expanded International
Military Education and Training, E- IMET) de la Defense
Security Cooperation Agency y está dirigido a países en los cuales “el
programa de entrenamiento militar provoque muchas controversias”. La
Argentina es uno de ellos porque las Leyes de Defensa Nacional, de
Seguridad Interior y de Inteligencia Nacional, promulgadas durante
las presidencias de Raúl Alfonsín, Carlos Menem y Fernando de la Rúa,
respectivamente y con amplio acuerdo multipartidario, separaron en forma
clara ambas áreas y prohíben explícitamente el empleo de efectivos
militares en cuestiones de seguridad interior. Este intento
norteamericano pretende traspasar ese límite como ya ocurre en México,
Brasil, América Central, Colombia y otros países de la región.
Los "instructores” han
sido enviados por el Centro de Relaciones Civiles - Militares de la
Escuela Naval de Posgrado, con sede en Monterrey, California,
organismo creado en 1994 para reorientar a las FF AA de las nuevas
democracias hacia las misiones que EE UU pretende asignarles basado en
los compromisos que surgen del TIAR para enfrentar lo que
denominan, a partir de 1995, “las nuevas amenazas continentales” que
son: el
terrorismo, el narcotráfico, las armas de destrucción masiva, las migraciones y los desastres naturales.
A ellos se han agregado las pandillas juveniles.
Este “cursillo” es una forma de preparar las mentes para afrontar el adoctrinamiento
que tendrá lugar entre el 7 y el 10 de octubre próximos durante la
Conferencia de Ministros de Defensa de las Américas, en el marco del
TIAR (Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca) que se realizará
en el hotel Conrad, Punta del Este, Uruguay. Uno de los ejes temáticos
será “el análisis de los conceptos de Seguridad y Defensa con un
criterio amplio e integral”. El documento preliminar también declara el
propósito de “delimitar los ámbitos”. Lo que realmente estará en juego
es suprimir las diferencias entre ambos conceptos. La Argentina será el
país relator sobre este tema, Guatemala y México los correlatores y
Ecuador el moderador. Esto expresa las distintas posiciones que hasta
ahora han dividido a la Región.
Se discutirá además el “futuro de
la misión y funciones de los instrumentos y componentes del Sistema
Interamericano de Defensa” (SIAD): la Junta Interamericana de
Defensa (JID) y el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR).
Se han olvidado de un instrumento básico: la OEA, vetusta
organización, que es la piedra angular del SIAD. Desde la JID,
órgano asesor del TIAR y actualmente convertida en un
inútil Departamento más de la OEA, EE UU trata de influir, por ahora sin
éxito, sobre los militares latinoamericanos. En
abril de este año se llevó a cabo el encuentro preparatorio donde la
delegación brasileña propuso que la JID pasara a actuar como Secretaría
Ejecutiva de las Conferencias de Ministros de Defensa, redactara sus
actas y fuera depositaria del registro, clasificación, distribución y
almacenamiento seguro de sus documentos.
Estos hechos van en contra de los lineamientos y objetivos de UNASUR, del Consejo Suramericano de Defensa y
del Centro de Estudios Estratégicos de la misma UNASUR. Por su parte
, Argentina, a través de un documento, demostró la inoperancia actual de
este organismo burocrático que siempre ha sido y continúa siendo afín
sólo con los intereses de EE UU.
Los profesores del curso, Brigadier
Mayor (R) Richard Goetze, veterano de los bombardeos sobre
Vietnam, Thomas C. Bruneau, Profesor de Asuntos de Seguridad Nacional en
la Escuela Naval de Posgrado, y la Coronela de la Fuerza Aérea Anne Mc
Gee, postulan la intervención de las FF AA latinoamericanas
para hacer frente a las denominadas nuevas amenazas que
hemos señalado precedentemente. En una palabra: en la Seguridad Interior
y reprimiendo la protesta social.
La realización del curso es una
consecuencia de la gestión del Viceministro del Pentágono para América
Latina, Frank Mora, quien se reunió con el Ministro de Defensa Arturo
Puricelli en varias oportunidades. Mora había tratado previamente de
convencer al Canciller Héctor Timerman sobre la necesidad del empleo de
las FF AA para enfrentar al “narcoterrorismo”, con el argumento de la
corrupción policial. Timerman le aclaró que era un error tratar de
mezclar dos actividades distintas, y le recordó que en EE. UU. está
vigente la ley que prohíbe la utilización de fuerzas militares en
cuestiones de Seguridad Interior.
En la reunión de Ministros de
Defensa, Interior, Justicia y Relaciones Exteriores de UNASUR,
realizada en el mes de mayo pasado en Cartagena de Indias,
Colombia, se reiteró además la necesidad de “distinguir el tratamiento
de los asuntos de Defensa de los de Seguridad, independientemente de los
ordenamientos jurídicos de cada Estado, así como contar con un ámbito
específico para abordar las problemáticas delictivas comunes en la
región suramericana diferenciado de los mecanismos
militares hemisféricos existentes”. Allí, la Ministra de
Seguridad argentina, Nilda Garré, expuso sobre las diferencias entre
Defensa y Seguridad y ratificó que la Defensa se vincula con la
política exterior, la soberanía y el territorio, y que la Seguridad
remite a “la paz social, la estabilidad institucional del Estado, el
control del orden público y las debidas garantías a los derechos de los
ciudadanos”. Parece que los norteamericanos no tomaron nota de este
claro pronunciamiento.
La Argentina
mantiene una posición clara e irreductible al respecto y por ello
apreciamos que el burdo intento de retrotraer a nuestras FF AA a las
absurdas funciones que les reservó la maldita Doctrina de la Seguridad
Nacional está condenado a un absoluto fracaso.
El seminario se realizará durante
toda la semana de 14 a 18 horas en la Sala Roca del Edificio Libertador y
la apertura estará a cargo del mencionado Grupo Militar
norteamericano. Según información oficial estadounidense, el programa E
- IMET fue creado para “educar a los amigos y aliados de Estados Unidos
en el adecuado manejo de sus recursos de defensa”.
La política exterior con respecto a lo que EE UU denomina Hemisferio Occidental, es decir nosotros,
es conducida desde el Pentágono, empleando para ello a las FF AA con el
falso argumento de combatir el contrabando, el narcotráfico y el
terrorismo. Por esta razón es imprescindible para ellos unificar la seguridad nacional y la seguridad interior en un solo concepto. Nosotros sabemos a dónde nos llevó seguir estos falsos principios.
El periodista Horacio Verbistky, en un artículo publicado en el diario “Página 12”
en la edición del domingo 9 de septiembre del corriente año, aclara
esta posición de los EE. UU. compartida por sus seguidores vernáculos:
“El intento norteamericano de
involucrar a las FF AA en asuntos de Seguridad Interior fue evidente
durante la presidencia de Fernando de la Rúa y el interinato del Poder
Ejecutivo del ex Senador Eduardo Duhalde. Jaunarena, quien fue Ministro
de Defensa de ambos y antes de Raúl Alfonsín, incluyó en la agenda de la
Comisión de Seguridad de Diputados que integró en 2000, los cortes de
rutas y lo que llamó “indisciplina social”, la interrupción de servicios
públicos, catástrofes naturales y atentados terroristas. Ricardo López
Murphy, quien precedió a Jaunarena en el mismo Ministerio, al inaugurar
el Curso Superior de las Fuerzas Armadas de 2000, enumeró las “nuevas
amenazas” que se cernirían sobre la sociedad. Entre ellas “la pobreza
extrema, la superpoblación y migraciones masivas, el terrorismo
internacional, el narcotráfico, el fundamentalismo religioso y las
luchas étnicas y raciales. Esto ha revalorizado el poder militar dentro
de las estructuras de las naciones, al tener que asumir nuevos roles y
compromisos en el orden nacional”. Añadió que los militares debían
“comprender los cambios de la naturaleza del conflicto y la forma
integral en que el instrumento militar contribuirá a apoyar la decisión
política”. En 2002 Jaunarena y el Jefe del Ejército Ricardo
Brinzoni plantearon ante un auditorio de militares y empresarios,
reunidos por Eduardo Menem y Roberto Dromi, la militarización de la
Seguridad Interior y la intervención castrense en el conflicto social
con la creación de un Superministerio de Defensa y Seguridad que también
se encargaría del control de la criminalidad callejera, la
documentación personal, las aduanas y las migraciones. Brinzoni expuso
estadísticas sobre el incremento de delitos en zonas urbanas e
identificó un área crítica, entre el sur de La Plata y el norte de
Rosario, en la que viven diez millones de pobres. En 2010 Jaunarena y
Dromi insistieron con una propuesta similar, patrocinados por el
Cardenal Jorge Bergoglio. Duhalde volvió a postular el empleo de las FF
AA en los asuntos de Seguridad Interior la Nochebuena de 2009. Propuso
“declarar la emergencia nacional en materia de seguridad”, censar a los
que llamó “jóvenes en riesgo”. Su objetivo era reeducar a “todos estos
jóvenes que han cometido delitos, donde estaban antes los conscriptos”.
En 2010 fueron los Senadores
Ernesto Sanz y Laura Montero (UCR - Mendoza), Adolfo Rodríguez Saá
(Peronismo Opositor, San Luis) y José Pampuro (FpV, Buenos Aires),
quienes intentaron crear un Servicio Cívico Voluntario para “otorgar
espacios de contención a jóvenes en situación de riesgo” y fomentar “la
cohesión social”.
La entonces Ministra de Defensa
Garré consultó con el Ejército, que respondió que no tenía espacios,
personal ni capacitación para esa extravagante tarea. En 2004 pude
debatir en el programa de televisión Oppenheimer Presenta, con quienes
eran Jefe del Comando Sur y Viceministro del Pentágono para América
Latina, el General James T. Hill y Roger Pardo Maurer. Ambos agitaron
los fantasmas del populismo radical, el terrorismo, el narcotráfico, la
criminalidad organizada, el lavado de dinero y las pandillas urbanas,
que “amenazan la seguridad de los EE UU”. Les pregunté qué estaba
haciendo el Ejército de EE UU dentro de EE UU frente a esos problemas.
Pardo Maurer enfureció. Dijo que era una pregunta tendenciosa, porque
EE UU tenía “un sistema legal muy establecido”, donde las Fuerzas
Armadas, la Policía y la Justicia tienen roles bien definidos, a
diferencia de América Latina. Esta respuesta sería más difícil de
sostener hoy, cuando el Capitolio votó una sección de la ley que
autoriza los gastos de Defensa permitiendo que los acusados de
terrorismo, aún norteamericanos y dentro de EE UU, sean encarcelados por
tiempo indefinido en prisiones militares, sin juicio alguno.”
En conclusión se puede apreciar que
la posición de nuestro país en estos asuntos está
perfectamente establecida y el Gobierno Nacional defiende con vigor los
principios sobre Defensa Nacional diferenciándolos de la Seguridad
Interior. Ahora apoyado por la posición claramente expresada por el
Ejército. Todo un logro del actual gobierno.
Decimos nosotros: Todos estos
hechos suceden porque aún la Argentina no ha denunciado - como ya
lo han hecho otros países latinoamericanos - el ignominioso TIAR que
permite el establecimiento del infausto SIAD a cuyo amparo se
desarrollan estos increíbles cursos para mostrar como necesarios los
aspectos más ruines y condenables de las relaciones
interamericanas. Sólo hay un camino: denunciar y retirarnos del
actual SIAD e impulsar a todo motor un nuevo sistema latinoamericano
de defensa, en el marco primero de la UNASUR y posteriormente de la
CELAC, que asegure nuestra definitiva independencia de los imperios de
turno. Vamos por buen camino; pero los tiempos deberían acortarse para
suprimir de raíz estos absurdos intentos.
Elsa Bruzzone y José Luis García son integrantes del Centro de Militares para la Democracia Argentina (CEMIDA).
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