Denuncias de proteccionismo son proteccionistas
Por Jorge Argüello
Desde el inicio de la crisis económico-financiera de 2008-2009, dos
fenómenos han llegado para quedarse hasta que aclare. Por un lado, un
proceso recesivo en las principales economías mundiales que redujo la
demanda interna, especialmente en los países desarrollados. La otra, y
su consecuencia, una clara tendencia de los países a adoptar medidas
comerciales para protegerse. Ante la crisis, cada protagonista pone en
juego sus fichas. Y su poderío. Así, los países desarrollados
reaccionaron primero con planes de estímulo, como en Estados Unidos, y
se lanzaron a colocar sus excedentes de producción en mercados externos,
con una avalancha de bienes sobre mercados de economías emergentes como
la nuestra, que toman sus precauciones. Hasta allí, las tensiones
comerciales imaginables.
Pero una cosa es que en ese contexto haya debates, peticiones y
reclamos como los que recoge a diario la Organización Mundial del
Comercio (OMC), un escenario político que permite salidas negociadas sin
llegar a un proceso contencioso de solución de diferencias. Y muy otra
que desde las naciones más afectadas por la crisis se atropelle de
pronto al resto con denuncias de proteccionismo que, paradójicamente,
sólo esconden más proteccionismo. Si no, veamos. Desde la crisis de
2008, Estados Unidos ha sido objeto de solicitud de consultas 13 veces
por medidas comerciales con efectos distorsivos en el comercio mundial,
cuando la Argentina sólo ha recibido 5 peticiones de consultas que ni
siquiera entraron en un proceso contencioso de solución de
controversias.
Más atrás en el tiempo, los antecedentes confirman las políticas
comerciales de cada uno. Estados Unidos afrontó 116 casos desde la
creación de la OMC (1995) y 73 casos en los últimos diez años. La Unión
Europea, 71 casos en total y 42 en la última década. México, 14 casos en
total y 10 desde 2002. ¿Y la Argentina? Desde la creación de la OMC
nuestro país sólo registró 18 casos y apenas 5 en la última década.
Y si el argumento básico contra los países más proteccionistas es que
compran menos al resto del mundo, con la Argentina no aplica: en 2011,
entre todos los países del G-20, fuimos el segundo que más incrementó
sus importaciones desde los cinco continentes, el 30,8%. Y desde 2003,
las importaciones argentinas del resto del mundo crecieron ¡cuatro veces
y media (447%)!
Por sólo mencionar a los países que ahora plantean quejas a la
Argentina, en ese mismo ranking de importaciones dentro del G-20, por
ejemplo, Japón quedó octavo, Estados Unidos decimocuarto y México,
decimosexto. ¿Quién es el proteccionista? ¿Somos proteccionistas si
durante la última década nuestro intercambio con Estados Unidos se
duplicó (107,7%), si el déficit de nuestra propia balanza comercial con
ese país creció un 54% en 2011 y en los primeros meses de 2012 otro 48%
contra el año anterior? Y aun así, el mercado norteamericano no acepta
la importación de un solo limón argentino (mayor productor mundial).
¿Suena a proteccionismo que en la relación bilateral con Japón, el
comercio haya alcanzado los u$s 2.003 millones en 2010 con saldo a favor
para Tokio de u$s 379,20 millones y que en 2011 las importaciones
argentinas desde allí hayan crecido un 18,8%, hasta los u$s 1.415
millones? En los primeros seis meses de 2012, las exportaciones niponas a
la Argentina crecieron el 21,99% en comparación con el mismo período
2011, mientras que las exportaciones argentinas a Japón sufrieron una
contracción de alrededor del 20,62% respecto de igual período 2011.
Aun así, y al igual que Estados Unidos, Japón aplica restricciones
injustificadas (apertura mercado carnes) las que se suman a las
prácticas proteccionistas tradicionales -como los subsidios agrícolas-
que perpetúan un sistema de comercio multilateral desequilibrado y que
constituyen una prueba más del doble estándar existente entre países
desarrollados y en desarrollo en materia de comercio internacional.
¿Parece proteccionismo que las importaciones desde México hayan llegado a
u$s 2.533 millones en 2011, con un aumento del 39,4% contra 2010 y con
déficit de u$s 820 millones para la Argentina? Y aun así, por revisar un
acuerdo automotor hace sólo dos meses, ese país nos atribuye ante la
OMC medidas proteccionistas y hasta «prácticas no transparentes».
Como se ve, los reclamos de Estados Unidos, México y Japón pueden ser
el resultado de grupos de presión comercial puntuales, pero no reflejan
de ningún modo la realidad de los flujos comerciales del intercambio
bilateral que la Argentina mantiene con ellos. En cambio, se observan
medidas hacia sus propios mercados internos que perpetúan un sistema de
comercio multilateral desequilibrado y que constituyen una prueba más
del doble estándar existente entre países desarrollados y en desarrollo
en materia de comercio internacional.
Si las potencias comerciales insisten en disimular con quejas su
propio proteccionismo, ahora que les toca a sus mercados internos sentir
la crisis, sólo agravarán la situación y nos dejarán a todos más lejos
del único camino para restablecer un razonable equilibrio en el comercio
global, que es el de un acuerdo general que distribuya el impacto, que
nos saque adelante y evite la sinrazón de una guerra de denuncias
cruzadas donde nada es lo que parece.
Este artículo fue publicado en el diario Ambito Financiero
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