Las relaciones con la Argentina podrían deteriorarse aún más
Ana Barón (Clarín)
Lo advierten analistas y políticos. Los republicanos critican duramente a Cristina Kirchner.
“Argentina da ganas de llorar”. Este es el título de un
editorial escrito por Ray Walser, uno de los candidatos que suena más
fuerte para encargarse de la política hacia América Latina en el
Departamento de Estado o en el Consejo de Seguridad si el republicano
Mitt Romney logra derrotar a Obama en las elecciones de noviembre.
Especialista
en nuestra región del Heritage Foundation, un centro de investigación
conservador, Walser dedica su editorial a la nacionalización de YPF.
“Como su amigo y patrón Hugo Chávez (y como Evita) la presidenta
Fernández de Kirchner cree que los recursos, ahorros y propiedades de
una nación existen para servir fines partidistas”, escribió.
El
editorial de Wals está en línea con la posición que adoptó Robert
Zoellick, el flamante Director de transición para la seguridad nacional
de Romney y uno de los candidatos a ser su secretario de Estado, cuando
le preguntaron sobre la nacionalización de YPF. “Es un error”, juzgó.
“Puede tener gran beneficio político a corto plazo para el gobierno,
pero este no es el momento de jugar con fuego, y en última instancia
dejará a la Argentina atrás de la economía internacional y perjudicará
al pueblo argentino. Eso es lo que me preocupa”, señaló.
Las declaraciones de Zoellick y Wals son sólo una pequeña prueba de por que, si Romney gana las elecciones, la relación entre Estados Unidos y la Argentina podría deteriorarse más de que ya está .
“Las
señales que provienen de Argentina son pésimas. Esa payasada que se
mandó (el canciller Héctor) Timerman con la detencion del avión en
Ezeiza... Si un país no quiere ser amigo de EE.UU., básicamente se lo
ignora. Y eso es lo que pasará si no cambian de actitud”, declaró a Clarín el jefe de la diplomacia estadounidense para América Latina, Otto Reich, durante el gobierno de George W. Bush.
Dos fuentes confirmaron a este diario que Zoellick está muy enojado con Argentina también por el no pago de los fallos del CIADI
, una institución que estaba bajo su mando cuando él era el presidente
del Banco Mundial. También por la falta de credibilidad de las
estadísticas oficiales, por el no cumplimiento con la revisión anual del
FMI y por las medidas proteccionistas que adoptó el gobierno de
Cristina Fernández.
La cosas podrían complicarse también en el Congreso
si los republicanos mantienen la mayoría en la Cámara de Diputados y
la consiguen también en el Senado. Los que han liderado los esfuerzos
legislativos bipartidistas antiargentinos han sido fundamentalmente
legisladores republicanos.
El senador republicano Richard Lugar
presentó una resolución pidiendo que Argentina sea suspendida del G-20
por sus incumplimientos internacionales.
Marco Rubio, el joven senador que ha sido designado para introducir a Romney en la Convención republicana, a fin de este mes, presentó una enmienda para que Washington vote en contra de los préstamos para Argentina en el BID y en el Banco Mundial, algo que ya esta sucediendo.
El
presidente del Subcomité de asuntos hemisféricos, el republicano Connie
Mack, patrocinó un proyecto de ley, que también fue introducido en el
Senado por otro republicano, Roger Wicker, que si es aprobado implicará
que Argentina no pueda acceder al mercado de capitales estadounidense.
Detrás
de estos proyectos hubo un gran lobby de los fondos buitres al que
ahora se han sumado empresas estadounidenses afectadas por las medidas
proteccionistas. Un eventual triunfo de los republicanos no haría otra
cosa que favorecer esa presión.
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