La estrategia secreta de EE.UU. contra Assange
Walter Goobar (Miradas al Sur)
El fiscal general de EE.UU., Eric Holder, lleva
adelante un juicio secreto contra el fundador de WikiLeaks, mientras que
el pedido de extradición de Suecia a Gran Bretaña forma parte de una
compleja estrategia de triangulación diseñada por Washington para
capturar a Assange.
Un cúmulo de evidencias corroboran las acusaciones del ex juez y
actual defensor de Julian Assange, Baltazar Garzón, respecto de que
desde hace más de un año, el Fiscal General de Estados Unidos, Eric
Holder, lleva adelante un juicio secreto contra el fundador de WikiLeaks
y que el pedido de extradición de Suecia a Gran Bretaña –por presuntos
abusos sexuales–, forma parte de una compleja estrategia de
triangulación diseñada por Washington para capturar a Assange bajo
cargos que incluyen “espionaje, conspiración, acceso ilegal a
información confidencial y fraude informático”.
Pese al mutismo de Washington, esta semana un periódico australiano dio a conocer que Estados Unidos sí solicitaría la extradición de Julian Assange bajo los cargos de “espionaje, conspiración, acceso ilegal a información confidencial y fraude informático”.
El Ministro de Relaciones Exteriores de Australia, Bob Carr, rechazó la idea de que Estados Unidos planea la extradición del director de WikiLeaks, Julian Assange, por cargos derivados de la obtención de información clasificada por parte del portal; sin embargo, cables diplomáticos desclasificados australianos contradicen lo dicho por Carr.
De acuerdo con el The Sidney Morning Herald australiano, los cables revelan que la embajada australiana en Washington informó en febrero que “la investigación de Estados Unidos sobre la posible conducta delictiva de Assange ha sido constante durante más de un año”.
Otra información que se desprende de los cables es que “diplomáticos australianos esperan que los cargos contra Assange sean cuidadosa y estrictamente definidos, en un esfuerzo por evitar conflictos con las disposiciones sobre libertad de expresión de la Primera Enmienda de la Constitución de Estados Unidos”.
Informan también que el gobierno australiano considera la posibilidad de la extradición de su connacional tan probable que, desde Camberra (capital de Australia), el embajador australiano en Estados Unidos, Kim Beazley, buscó asesoría de alto nivel en Estados Unidos sobre “la dirección y el resultado probable de la investigación” y “reiteramos nuestra solicitud de asesoramiento temprano sobre cualquier decisión de acusar o solicitar la extradición de Assange”, afirman los cables.
Según el rotativo, “la embajada australiana en Washington ha hecho el seguimiento de una investigación de los Estados Unidos por espionaje, dirigida a Assange durante más de 18 meses”.
El defensor de Assange, Baltasar Garzón, informó en Quito recientemente que tienen conocimiento de que un gran jurado constituido en Alexandria, Estado de Virginia, estaría llevando una investigación en secreto sobre el fundador de WikiLeaks. Si bien no han recibido ninguna confirmación oficial al respecto, reportes de prensa han dado a conocer la existencia de esta investigación (entre otros, a base de documentos filtrados por el propio WikiLeaks). Se desconoce cuáles serían los eventuales cargos; además, las supuestas pruebas y testimonios son secretos, lo cual implica una situación de total indefensión, según el abogado.
“Parece ser que los cargos pueden ser los de espionaje, incluso de traición, colaboración con el enemigo, es decir, acusaciones totalmente insostenibles en un Estado de derecho, y con el derecho a tener una defensa; máxime cuando se trata de cuestiones que afectan, desde nuestro punto de vista, a la primera enmienda de la Constitución: la libertad de expresión e información”, agregó Garzón. “Hay afirmaciones de los propios fiscales y de personas que han tenido acceso a la información de Estados Unidos de que ya hay una información sellada dispuesta para acusar al señor Assange en el momento que políticamente sea oportuno…”
Garzón opina que uno de los factores que podría motivar la espera para que Estados Unidos efectúe un pedido de extradición sería que resulta más difícil pedirla a Inglaterra que a Suecia. “No creo que Gran Bretaña estaría en disposición de enfrentar directamente una extradición basada exclusivamente en lo que ha sido el fenómeno WikiLeaks… Sería bastante costoso para Gran Bretaña afrontar, con Julian Assange en Londres, un proceso de esos”, afirmó.
En cambio, Estados Unidos y Suecia tienen un tratado bilateral de extradición que contiene una cláusula temporal y poco conocida de rendición, de vía rápida y sin salvaguardas. Garzón reconoce que esta cláusula sólo podría aplicarse en el caso eventual de una acusación de terrorismo o similar; pero en otros casos se podría acudir al tratado de extradición normal.
De hecho, Suecia –en contraste con su larga trayectoria en defensa de los derechos humanos– fue el primer país en avalar la política estadounidense de “rendición extraordinaria” bajo la guerra contra el terrorismo, cuando permitió a la CIA llevar a la fuerza a dos refugiados egipcios, quienes fueron transportados a Egipto y sometidos a torturas.
Entre las fuentes que corroboran la versión de que el gran jurado tendría lista una acusación, se incluyen los propios cables publicados por WikiLeaks, en particular el nuevo lote de miles de correos electrónicos de la empresa de inteligencia Stratfor –que es la verdadera CIA en la sombra–, y que WikiLeaks publicó a inicios de este año. Tales informaciones fueron reveladas entre otros por el periódico español Público en un artículo publicado a fines de febrero, donde el vicepresidente de Stratfor, Fred Burton –anterior responsable de la división de contraterrorismo del servicio de seguridad diplomática del Departamento de Estado–, reconoce que ya un año antes, el gran jurado habría emitido una acusación sellada contra Assange.
Pese al mutismo de Washington, esta semana un periódico australiano dio a conocer que Estados Unidos sí solicitaría la extradición de Julian Assange bajo los cargos de “espionaje, conspiración, acceso ilegal a información confidencial y fraude informático”.
El Ministro de Relaciones Exteriores de Australia, Bob Carr, rechazó la idea de que Estados Unidos planea la extradición del director de WikiLeaks, Julian Assange, por cargos derivados de la obtención de información clasificada por parte del portal; sin embargo, cables diplomáticos desclasificados australianos contradicen lo dicho por Carr.
De acuerdo con el The Sidney Morning Herald australiano, los cables revelan que la embajada australiana en Washington informó en febrero que “la investigación de Estados Unidos sobre la posible conducta delictiva de Assange ha sido constante durante más de un año”.
Otra información que se desprende de los cables es que “diplomáticos australianos esperan que los cargos contra Assange sean cuidadosa y estrictamente definidos, en un esfuerzo por evitar conflictos con las disposiciones sobre libertad de expresión de la Primera Enmienda de la Constitución de Estados Unidos”.
Informan también que el gobierno australiano considera la posibilidad de la extradición de su connacional tan probable que, desde Camberra (capital de Australia), el embajador australiano en Estados Unidos, Kim Beazley, buscó asesoría de alto nivel en Estados Unidos sobre “la dirección y el resultado probable de la investigación” y “reiteramos nuestra solicitud de asesoramiento temprano sobre cualquier decisión de acusar o solicitar la extradición de Assange”, afirman los cables.
Según el rotativo, “la embajada australiana en Washington ha hecho el seguimiento de una investigación de los Estados Unidos por espionaje, dirigida a Assange durante más de 18 meses”.
El defensor de Assange, Baltasar Garzón, informó en Quito recientemente que tienen conocimiento de que un gran jurado constituido en Alexandria, Estado de Virginia, estaría llevando una investigación en secreto sobre el fundador de WikiLeaks. Si bien no han recibido ninguna confirmación oficial al respecto, reportes de prensa han dado a conocer la existencia de esta investigación (entre otros, a base de documentos filtrados por el propio WikiLeaks). Se desconoce cuáles serían los eventuales cargos; además, las supuestas pruebas y testimonios son secretos, lo cual implica una situación de total indefensión, según el abogado.
“Parece ser que los cargos pueden ser los de espionaje, incluso de traición, colaboración con el enemigo, es decir, acusaciones totalmente insostenibles en un Estado de derecho, y con el derecho a tener una defensa; máxime cuando se trata de cuestiones que afectan, desde nuestro punto de vista, a la primera enmienda de la Constitución: la libertad de expresión e información”, agregó Garzón. “Hay afirmaciones de los propios fiscales y de personas que han tenido acceso a la información de Estados Unidos de que ya hay una información sellada dispuesta para acusar al señor Assange en el momento que políticamente sea oportuno…”
Garzón opina que uno de los factores que podría motivar la espera para que Estados Unidos efectúe un pedido de extradición sería que resulta más difícil pedirla a Inglaterra que a Suecia. “No creo que Gran Bretaña estaría en disposición de enfrentar directamente una extradición basada exclusivamente en lo que ha sido el fenómeno WikiLeaks… Sería bastante costoso para Gran Bretaña afrontar, con Julian Assange en Londres, un proceso de esos”, afirmó.
En cambio, Estados Unidos y Suecia tienen un tratado bilateral de extradición que contiene una cláusula temporal y poco conocida de rendición, de vía rápida y sin salvaguardas. Garzón reconoce que esta cláusula sólo podría aplicarse en el caso eventual de una acusación de terrorismo o similar; pero en otros casos se podría acudir al tratado de extradición normal.
De hecho, Suecia –en contraste con su larga trayectoria en defensa de los derechos humanos– fue el primer país en avalar la política estadounidense de “rendición extraordinaria” bajo la guerra contra el terrorismo, cuando permitió a la CIA llevar a la fuerza a dos refugiados egipcios, quienes fueron transportados a Egipto y sometidos a torturas.
Entre las fuentes que corroboran la versión de que el gran jurado tendría lista una acusación, se incluyen los propios cables publicados por WikiLeaks, en particular el nuevo lote de miles de correos electrónicos de la empresa de inteligencia Stratfor –que es la verdadera CIA en la sombra–, y que WikiLeaks publicó a inicios de este año. Tales informaciones fueron reveladas entre otros por el periódico español Público en un artículo publicado a fines de febrero, donde el vicepresidente de Stratfor, Fred Burton –anterior responsable de la división de contraterrorismo del servicio de seguridad diplomática del Departamento de Estado–, reconoce que ya un año antes, el gran jurado habría emitido una acusación sellada contra Assange.
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