Un compromiso con la unión de dos pueblos
Hoy,
4 de julio, el pueblo de los Estados Unidos celebra una vez más el
aniversario de su independencia y recuerda una serie de hechos decisivos
que comenzaron en 1776 y culminaron en 1789, que no sólo modificaron el
curso de nuestra historia, sino que también contribuyeron de forma
significativa al movimiento emancipador en toda la región, la Argentina
incluida.
A 236 años de aquella fundacional declaración en
Filadelfia, vemos a diario ejemplos de cómo esos vínculos entre nuestros
dos pueblos no se reducen a meros acontecimientos históricos, sino que
siguen plenamente vigentes. De las artes a los deportes, del comercio a
la educación, de la ciencia al turismo, prácticamente no hay actividad
en la que no encontremos muestras de exitosos intercambios.
Actualmente, la Argentina es uno de los 12 principales
destinos para los estudiantes estadounidenses que buscan estudiar en el
extranjero. Cerca de 5000 estudiantes de mi país cursan hoy en
universidades e instituciones argentinas, una cifra que quintuplica los
registros de hace sólo una década. Y estos intercambios tienen también
su contrapartida: más de 2000 argentinos estudian en instituciones de
los Estados Unidos. Aspiramos a elevar ese número gracias a esfuerzos
como el reciente acuerdo que la Comisión Fulbright ha firmado con el
gobierno de la Argentina para brindar hasta 450 becas durante cuatro
años a profesionales de las áreas de ciencia y tecnología que quieran
realizar un posgrado en nuestro país. Este programa forma parte de la
iniciativa "La fuerza de los 100.000 en las Américas", lanzada el año
pasado por el presidente Barack Obama.
Es un placer recibir también a los miles de argentinos
que todos los meses nos visitan, tanto por turismo como por negocios. En
2011, más de medio millón de ciudadanos argentinos ingresaron a nuestro
país y visitaron ciudades como Nueva York, Miami, Los Angeles,
Washington y Chicago, pero también conocieron algún pequeño pueblo de
Iowa, recorrieron algún paraíso perdido en medio de las montañas de
Wyoming e hicieron negocios con alguna planta instalada en Ohio.
Aun cuando la economía mundial plantea múltiples
desafíos a las relaciones comerciales en todo el mundo, hay hechos
positivos que pueden -y merecen- ser destacados en el marco del comercio
y las inversiones bilaterales entre la Argentina y los Estados Unidos.
En el rubro de productos agrícolas, la Argentina hoy logra un superávit
bilateral que representa diez veces el monto de nuestras exportaciones.
En tanto, nuestras exportaciones se concentran principalmente en los
rubros de bienes industriales y recursos energéticos, y permiten crear
un superávit general en favor de los Estados Unidos. Ambas partes
obtienen un claro beneficio.
Alrededor de 500 empresas norteamericanas instaladas en
la Argentina generan aproximadamente 200.000 puestos de trabajo y
contribuyen a fortalecer estos lazos. Con un monto aproximado de 19.000
millones de dólares, Estados Unidos es hoy el segundo inversor
extranjero en la Argentina. Nuestras empresas operan en los sectores más
diversos: petróleo, químicos, servicios, comunicaciones, finanzas,
alimentación, autos, entre otros.
¿Y qué decir de las numerosas y siempre satisfactorias
colaboraciones entre los científicos de ambas naciones? Hace pocas
semanas celebramos el primer aniversario del exitoso lanzamiento del
satélite SAC-D Aquarius, construido en Bariloche y lanzado desde
Vandenberg, California. Gracias al trabajo conjunto de varios países,
los científicos que participan del proyecto ya han recolectado datos
hasta ahora desconocidos sobre la salinidad de los océanos. Pronto el
público argentino podrá ver estas imágenes, junto con un traje espacial
de la NASA, en el stand que nuestra embajada tendrá en la próxima
edición de Tecnópolis.
Incluso en el deporte encontramos motivos para unir a
nuestros pueblos en un mismo sentimiento. Debo reconocer que tal vez
todavía no todos mis compatriotas saben apreciar la magia de Messi, como
tampoco son muy populares aquí nuestros torneos de béisbol o de fútbol
americano. Pero en mi ciudad natal, San Antonio, Texas, no debe existir
hoy ni una persona que no sepa quién es Manu Ginóbili y muchos se
interesan por saber en qué país queda esa Bahía Blanca de la que surgió
este fantástico deportista.
El contacto entre los pueblos no puede ni debe quedar
limitado a las instituciones formales y los ámbitos de gobierno en las
ciudades capitales. Es por eso que una de las prioridades en nuestra
embajada es acercarnos a todos los sectores de la sociedad argentina.
Con este espíritu, por primera vez, celebraremos mañana nuestro Día de
la Independencia también en una ciudad del interior, en este caso
Córdoba.
La Argentina y Estados Unidos están unidos
históricamente por rasgos comunes que han marcado nuestra identidad.
Ambas son naciones que surgieron de grandes olas migratorias que
poblaron las grandes extensiones de territorio, Estados nacidos bajo una
conciencia federal, y constituciones modelo en la defensa de los
derechos humanos. La independencia que conmemoramos hoy, así como los
festejos que compartiremos la semana próxima en ocasión de la fecha
patria argentina, representan una nueva oportunidad para celebrar estos
puentes que han unido, unen y unirán a nuestros pueblos.
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