La Reforma Migratoria conocida como 'Dream Act' pretende solucionar el
problema de los estudiantes indocumentados que aspiran a cambiar su
estatus en EE.UU., pero por el momento es solo un sueño que amenaza con
convertirse en pesadilla. Dulce Matuz es una joven de 27 años que se
graduó con honores en Ingeniería en la Universidad del Estado de
Arizona.
Hasta aquí podría ser la historia de una brillante estudiante y nada más; sin embargo hay una diferencia y es que Dulce es inmigrante indocumentada. Este hecho condiciona toda su existencia. Esa desigualdad la llena de rabia e indignación. "Veía a mis otros compañeros que tomaban las mismas clases que yo, tenía a lo mejor las mismas calificaciones y no tenía las mismas oportunidades que ellos, no podía competir no porque no tuviera las cualidades si no porque se me estaba juzgado porque no tenía ese número de Seguro Social", narra la indocumentada.
Tras cinco años de esfuerzo se graduó pero las dificultades y el sufrimiento no habían hecho más que empezar. La frustración se apoderó de ella al ver que sus sueños nuca iban a cumplirse. Dulce no decidió entrar ilegalmente a Estados Unidos, llegó con su familia cuando era una niña. Lo mismo le paso a Cristian, un joven de 22 años que vive en Phoenix y que se graduó en la Universidad del estado de Arizona. Viajó con sus padres desde México cuando tenía 10. "Me trajeron cuando era muy chico y no tenía un decir para estar en esta situación, vinimos con visa de turista y mis padres no regresaron...Ahora estoy en esta situación que no tengo un estatus legal en este país", comenta Cristian.
Hasta aquí podría ser la historia de una brillante estudiante y nada más; sin embargo hay una diferencia y es que Dulce es inmigrante indocumentada. Este hecho condiciona toda su existencia. Esa desigualdad la llena de rabia e indignación. "Veía a mis otros compañeros que tomaban las mismas clases que yo, tenía a lo mejor las mismas calificaciones y no tenía las mismas oportunidades que ellos, no podía competir no porque no tuviera las cualidades si no porque se me estaba juzgado porque no tenía ese número de Seguro Social", narra la indocumentada.
Tras cinco años de esfuerzo se graduó pero las dificultades y el sufrimiento no habían hecho más que empezar. La frustración se apoderó de ella al ver que sus sueños nuca iban a cumplirse. Dulce no decidió entrar ilegalmente a Estados Unidos, llegó con su familia cuando era una niña. Lo mismo le paso a Cristian, un joven de 22 años que vive en Phoenix y que se graduó en la Universidad del estado de Arizona. Viajó con sus padres desde México cuando tenía 10. "Me trajeron cuando era muy chico y no tenía un decir para estar en esta situación, vinimos con visa de turista y mis padres no regresaron...Ahora estoy en esta situación que no tengo un estatus legal en este país", comenta Cristian.
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