Estados Unidos, Venezuela y Paraguay |
Samuel Pinheiro Guimarães (ALAI, América Latina en Movimiento)
La política
externa norteamericana en América del Sur sufrió las consecuencias
totalmente inesperadas de la prisa de los neogolpistas paraguayos en
asumir el poder, con tamaña voracidad que no podían esperar hasta abril
de 2013, cuando se llevarán a cabo las elecciones, y ahora articula
todos sus aliados para intentar revertir la decisión del ingreso de
Venezuela [al Mercosur]. La cuestión de Paraguay es la cuestión de
Venezuela, de la disputa por la influencia económica y política en
América del Sur.
Los medios conservadores salieron a socorrer a los neogolpistas.
1. No se pueden
entender las peripecias de la política sudamericana sin tomar en cuenta
la política de los Estados Unidos para América del Sur. Los Estados
Unidos todavía son el principal actor político en América del Sur y
debemos comenzar por la descripción de sus objetivos.
2. En América del
Sur, el objetivo estratégico central de los Estados Unidos, que, a pesar
de su debilitamiento, continúa siendo la mayor potencia política,
militar, económica y cultural del mundo, es incorporar todos los países
de la región a su economía. Esta incorporación económica lleva,
necesariamente, a un alineamiento político de los países más débiles con
los Estados Unidos en las negociaciones y en las crisis
internacionales.
3. El instrumento
táctico norteamericano para alcanzar este objetivo consiste en promover
la adopción legal, por los países de América del Sur, de normas de
liberalización más amplia del comercio, de las finanzas y de las
inversiones, de los servicios y de “protección” a la propiedad
intelectual a través de la negociación de acuerdos en nivel regional y
bilateral.
4. Éste es un
objetivo estratégico histórico y permanente. Una de sus primeras
manifestaciones ocurrió en 1889 en la 1ª Conferencia Internacional
Americana, que se realizó en Washington, cuando Estados Unidos, que ya
era la primera potencia industrial del mundo, propuso la negociación de
un acuerdo de libre comercio en las Américas y la adopción, por todos
los países de la región, de una misma moneda: el dólar.
5. Otros momentos
de esta estrategia fueron el acuerdo de libre comercio Estados
Unidos-Canadá, el TLCAN (Área de Libre Comercio de América del Norte,
que incluye además de Canadá a México); la propuesta de creación de un
Área de Libre Comercio de las Américas –ALCA; y, finalmente, los
acuerdos bilaterales con Chile, Perú, Colombia y con los países
de América Central.
6. En este
contexto hemisférico, el principal objetivo norteamericano es incorporar
Brasil y Argentina, que son las dos principales economías industriales
de América del Sur, a este gran “conjunto” de áreas de libre comercio
bilaterales, donde las reglas relativas al movimiento de capitales, a
las inversiones extranjeras, a la defensa comercial, a las relaciones
entre inversores extranjeros y Estados serían no sólo las mismas, sino
que permitirían la plena libertad de acción para las megaempresas
multinacionales y reducirían al mínimo la capacidad de los Estados
nacionales para promover el desarrollo, aunque sea desarrollo
capitalista, de sus sociedades y de proteger y desarrollar sus empresas
(y capitales nacionales) y su fuerza de trabajo.
7. La existencia
del Mercosur, cuya premisa es la preferencia en sus mercados de las
empresas (nacionales o extranjeras) instaladas en los territorios de
Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay en relación a las empresas que se
encuentran fuera de ese territorio y que pretende expandirse en el
intento de construir un área económica común, es incompatible con el
objetivo norteamericano de liberalización general del comercio de
bienes, de servicios, de capitales, etc., que beneficia a sus
megaempresas, naturalmente mucho más poderosas que las empresas
sudamericanas.
8. Por otro lado,
un objetivo (político y económico) vital para Estados Unidos es asegurar
el suministro de energía para su economía, pues importa 11 millones de
barriles diarios de petróleo, 20% de los cuales provienen del Golfo
Pérsico, área de extraordinaria inestabilidad, turbulencia y conflicto.
9. Las empresas
norteamericanas fueron responsables por el desarrollo del sector
petrolífero en Venezuela a partir de la década de 1920. Por un lado,
Venezuela tradicionalmente suministraba petróleo a Estados Unidos y, por
otro lado, importaba equipamiento para la industria petrolera y los
bienes de consumo para su población, inclusive alimentos.
10. Con la
elección de Hugo Chávez, en 1998, sus decisiones de reorientar la
política externa (económica y política) de Venezuela en dirección a
América del Sur (principal, pero no exclusivamente, en dirección a
Brasil), así como de construir la infraestructura y diversificar la
economía agrícola industrial del país romperían la profunda dependencia
de Venezuela con relación a Estados Unidos.
11. Esta decisión
venezolana, que afectó frontalmente el objetivo estratégico de la
política exterior norteamericana de garantizar el acceso a fuentes de
energía próximas y seguras, se tornó aun más importante en el momento en
que Venezuela se convirtió en el país con mayores reservas de petróleo,
en un momento en que la situación del Oriente Medio es cada vez más
volátil.
12. Desde entonces
se desencadenó una campaña mundial y regional de los medios contra el
Presidente Chávez y Venezuela, buscando demonizarlo y caracterizarlo
como dictador, autoritario, enemigo de la libertad de prensa, populista,
demagogo, etc. Venezuela, según los medios, no sería una democracia. Y
crearon una “teoría” según la cual, aunque un presidente haya sido
electo democráticamente, él, al no “gobernar democráticamente”, sería un
dictador y, por lo tanto, podría ser derribado. Es más, ya hubo un
intento de golpe en 2002 y los primeros líderes que reconocieron el
“gobierno” que emergió de ese golpe en Venezuela fueron George Walker
Bush y José María Aznar.
13. A medida que el Presidente Chávez comenzó a
diversificar sus exportaciones de petróleo, principalmente a China,
sustituyó a Rusia en el suministro energético de Cuba y comenzó a apoyar
a los gobiernos progresistas electos democráticamente, como los de
Bolivia y Ecuador, empeñados en enfrentar a las oligarquías de la
riqueza y del poder, los ataques se duplicaron orquestados en todos los
medios de la región (y del mundo).
14. Esto ocurrió a
pesar de no haber dudas sobre la legitimidad democrática del Presidente
Chávez, que desde 1998 disputó doce elecciones que fueron consideradas,
todas ellas, libres y legítimas por observadores internacionales,
incluyendo el Centro Carter, la ONU y la OEA.
15. En 2001,
Venezuela presentó, por primera vez, su candidatura al Mercosur. En
2006, después del término de las negociaciones técnicas, el Protocolo de
adhesión de Venezuela fue firmado por los presidentes Chávez, Lula,
Kirchner, Tabaré y Nicanor Duarte, de Paraguay, miembro del Partido
Colorado. Comenzó entonces el proceso de aprobación del ingreso de
Venezuela por los Congresos de los cuatro países, bajo una cerrada
campaña de la prensa conservadora, entonces preocupada con el “futuro”
del Mercosur que, bajo influencia de Chávez, podría, según ella,
“perjudicar” las negociaciones internacionales del bloque, etc. Aquella
misma prensa que habitualmente criticaba al Mercosur y que abogaba por
la celebración de acuerdos de libre comercio con Estados Unidos, con la
Unión Europea, etc., en lo posible de forma bilateral, y que consideraba
la existencia del Mercosur una traba para la plena inserción de los
países del bloque en la economía mundial, empezó a preocuparse por la
“sobrevivencia” del bloque.
16. Aprobado por
los Congresos de Argentina, de Brasil, de Uruguay y de Venezuela, el
ingreso de Venezuela empezó a depender del Senado paraguayo, dominado
por los partidos conservadores representantes de las oligarquías rurales
y del “comercio informal”, que comenzó a ejercer un poder de veto,
influenciado en parte por su oposición permanente al Presidente Fernando
Lugo, contra quien intentó abrir 23 procesos de “impeachment” desde su
asunción en 2008.
17. El ingreso de
Venezuela en el Mercosur tendría cuatro consecuencias: dificultar la
“remoción” del Presidente Chávez a través de un golpe de Estado; impedir
la eventual reincorporación de Venezuela y de su enorme potencial
económico y energético a la economía norteamericana; fortalecer el
Mercosur y tornarlo aun más atractivo para la adhesión de los demás
países de América del Sur; dificultar el proyecto permanente de Estados
Unidos, de creación de un área de libre comercio en América Latina,
ahora por la eventual “fusión” de los acuerdos bilaterales de comercio,
de la cual el acuerdo de la Alianza del Pacífico es un ejemplo.
18. Así, el
rechazo del Senado paraguayo a la aprobación del ingreso de Venezuela al
Mercosur se tornó una cuestión estratégica fundamental para la política
norteamericana en América del Sur.
19. Los líderes
políticos del Partido Colorado, que estuvo en el poder en Paraguay
durante sesenta años, hasta la elección de Lugo, y los del Partido
Liberal, que participaba del gobierno de Lugo, seguramente evaluaron que
las sanciones contra Paraguay en consecuencia del “impeachment” de Lugo
serían principalmente políticas, y no económicas, limitándose a que
Paraguay no podrían participar eneuniones de Presidentes y de Ministros
del bloque.
Después de esta
evaluación, dieron el golpe. Primero, el Partido Liberal dejó el
gobierno y se alió a los Colorados y a la Unión Nacional de los
Ciudadanos Éticos – UNACE y aprobaron, en una sesión, una resolución que
consagró un rito supersumario de “impeachment”.
Así, ignoraron el
Artículo 17 de la Constitución paraguaya, que determina que “en el
proceso penal, o en cualquier otro del cual pueda derivar pena o
sanción, toda persona tiene derecho a disponer de las copias, medios y
plazos indispensables para presentación de su defensa, y a poder
ofrecer, practicar, controlar e impugnar pruebas”, y el Artículo 16, que
afirma que el derecho de defensa de las personas es inviolable.
20. En 2003, el
proceso de “impeachment” contra el Presidente Macchi, que no fue
aprobado, llevó cerca de 3 meses, mientras el proceso contra Fernando
Lugo fue iniciado y terminado en cerca de 36 horas. El pedido de
revisión de constitucionalidad presentado por el Presidente Lugo ante la
Corte Suprema de Justicia de Paraguay ni siquiera fue examinado, y fue
rechazado in limine.
21. El proceso de
“impeachment” del Presidente Fernando Lugo fue considerado golpe por
todos los Estados de América del Sur y, de acuerdo con el Compromiso
Democrático del Merscosur, Paraguay fue suspendido de la Unasur y del
Mercosur, sin que los neogolpistas manifestasen ninguna consideración
por las gestiones de los Cancilleres de la Unasur, a quienes recibieron
inclusive con arrogancia.
22. En
consecuencia de la suspensión paraguaya, fue posible y legal para los
gobiernos de Argentina, de Brasil y de Uruguay la aprobación del ingreso
de Venezuela en el Mercosur a partir del 31 de julio próximo.
Acontecimiento que ni los neogolpistas, ni sus admiradores más
fervorosos – Estados Unidos, España, el Vaticano, Alemania, los primeros
que reconocieron al gobierno ilegal de Franco – parecen haber previsto.
23. Frente a esta
evolución inesperada, toda la prensa conservadora de los tres países, y
la de Paraguay, y los líderes y partidos conservadores de la región,
partieron a socorrer a los neogolpistas con todo tipo de argumentos,
proclamando la ilegalidad de la suspensión de Paraguay (y, por lo tanto,
afirmando la legalidad del golpe) y la inclusión de Venezuela, ya que
la suspensión de Paraguay habría sido ilegal.
24. Ahora,
Paraguay pretende obtener una decisión del Tribunal Permanente de
Revisión del Mercosur sobre la legalidad de su suspensión del
Mercosur, mientras, en Brasil, el líder del PSDB anuncia que recurrirá a
la justicia brasileña sobre la legalidad de la suspensión de Paraguay y
del ingreso de Venezuela.
25. La política
externa norteamericana para América del Sur sufrió las consecuencias
totalmente inesperadas de la prisa de los neogolpistas paraguayos en
asumir el poder, con tamaña voracidad que no podían aguardar hasta abril
de 2013, cuando se llevarán a cabo las elecciones, y ahora articula a
todos sus aliados para intentar revertir la decisión de ingreso de
Venezuela.
26. En realidad,
la cuestión de Paraguay es la cuestión de Venezuela, de la disputa por
influencia económica y política en América del Sur y de su futuro como
región soberana y desarrollada.
Samuel Pinheiro Guimarães es diplomático brasileño y profesor del Instituto Rio Branco.
Traducción: Silvia Beatriz Adoue
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