El jefe de la CIDH, más conciliador
En su asunción, Alvarez Icaza dijo que buscará el diálogo con los países críticos del organismo
WASHINGTON.-
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) empieza una nueva
etapa, en la que "buscará el diálogo" con los países de la región que
con más ahínco intentan bloquear su trabajo, pero con la mira puesta en
su compromiso "con la gente", para lo cual debe mantenerse
"independiente" de los gobiernos.
Con una cuidada búsqueda de equilibrio entre la
conciliación y la firmeza, ésas fueron las primeras definiciones del
nuevo secretario general de la entidad, el sociólogo mexicano Emilio
Alvarez Icaza.
En conferencia de prensa, y con apenas unas horas en el
cargo, el flamante titular de la entidad delineó los objetivos de su
gestión, entre los que resaltó la necesidad de mantener su "autonomía",
tanto de los gobiernos a los que debe supervisar como de la propia
Organización de los Estados Americanos (OEA), de la que forma parte,
pero como ente independiente.
"Lo que podrán encontrar en mí es una persona con la
mayor voluntad de diálogo y de buscar entendimientos", indicó este
sociólogo de 47 años, que viene de la militancia de base en la defensa
de los derechos humanos.
"Al mismo tiempo, tengo en claro que la centralidad de
las víctimas es la razón de ser de un sistema de protección de derechos
humanos regional" y debe ser el "objetivo común" en el trabajo con los
Estados y la sociedad civil, subrayó.
Sin ingenuidades, reconoció que su llegada se produce
en momentos en que existen elementos de "tensión" con países críticos de
la CIDH, como Ecuador y Venezuela. Pero se mostró confiado en la
posibilidad de encontrar "condiciones para avanzar en la identificación
de coincidencias".
La delicada situación por la que atraviesa la comisión,
ante el embate de varios países que resisten sus revisiones, hace temer
por su futuro.
Por eso, no fue casual que lo primero que hizo Icaza
fue reconocer y resaltar el valor del grupo de trabajo como tal. "Lo que
ocurre con la CIDH es que es víctima de su propio éxito: le llegan tal
cantidad de casos que no hay recursos suficientes" para atenderlos a
todos.
"Aun así es un referente mundial" en la materia,
destacó, algo que mantiene a lo largo de los años y pese a sus
"limitaciones" de presupuesto y de recursos de todo tipo.
Alvarez Icaza sustituye en el cargo al argentino
Santiago Cantón, que lo ocupó durante una década, hasta que el pasado 30
de junio lo dejó "por propia voluntad" para pasar a desempeñarse en el
Centro Robert F. Kennedy, de esta ciudad.
El final de su gestión estuvo signado por tensiones con
países como Venezuela y Ecuador, y con la propia OEA, que aprobó
recomendaciones no vinculantes para reformar la CIDH.
Sin embargo, por detrás de todas esas gestiones, se
advirtió la intención de limitar su labor e independencia. "Dejémonos de
hipocresías", previno Cantón, antes de partir.
Alvarez Icaza señaló que está dispuesto a "dialogar"
sobre todos los frentes, incluidas las nuevas reformas de reglamento que
le quiere imponer la OEA. Mostró idéntica voluntad hacia el gobierno de
Ecuador, que ya denunció por "irregular" su designación.
Pero, más allá de todo eso, apuntó a que los
principales "desafíos" del organismo seguirán siendo los mismos. Esto
es, los "problemas estructurales" del continente, como la inseguridad,
la violencia contra las mujeres, la trata de personas y las tensiones de
modelos de desarrollo con poblaciones indígenas.
La CIDH está dispuesta a "revisar sus procedimientos",
pero la verdad es que en los últimos años ya reformó sus reglamentos en
tres ocasiones, matizó el mexicano.
Alvarez Icaza fue seleccionado entre cinco finalistas y
elegido con voto dividido de los siete comisionados que integran la
CIDH.
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