Pasando la posta en la Unasur
Eugenia Migliori. Miradas al Sur
En el marco de la reunión extraordinaria de Ministros de Relaciones
Exteriores de la Unión de Naciones Suramericanas que se celebró en
Bogotá, la colombiana María Emma Mejía transfirió su cargo de Secretaria
General al ex Canciller de la República Bolivariana de Venezuela Alí
Rodríguez Araque y dejó allanado el camino para una mayor integración en
materia de energía, infraestructura y finanzas.
Con la presencia de Juan Manuel Santos y el mandatario paraguayo, Fernando Lugo, en calidad de presidente pro témpore de la Unasur, el venezolano Rodríguez Araque asumió el cargo de Secretario General del bloque de integración, creado el 23 de mayo de 2008. Si bien su Tratado Constitutivo estipula que dicho cargo debe ser ejercido por la misma persona por un período de dos años, la sorpresiva muerte de Néstor Kirchner, quien en ese momento ocupaba el puesto, implicó que Venezuela y Colombia decidieran compartir el lugar en homenaje a quien fuera el responsable de evitar una confrontación bélica entre ambos países, luego de sus exitosas gestiones en agosto de 2010.
Con apenas 13 meses de gestión, María Emma Mejía logró consolidar la institucionalización de un bloque que tiene apenas 4 años de vida. Para ese propósito se instaló en Quito, inauguró una sede de operaciones, conformó un equipo de 11 funcionarios diplomáticos designados por las Cancillerías, creó la página web del organismo, elaboró y aprobó los presupuestos de los años 2011, 2012 y 2013, creó un sistema de aportes de cuotas proporcional, agilizó y dinamizó la ratificación del Protocolo Adicional sobre Compromiso con la Democracia redactado en diciembre de 2010 por parte de los países miembro, impulsó la publicación del Registro Suramericano de Gastos en Defensa por primera vez en la historia de nuestra región y gestionó la admisión de Unasur como organismo observador ante la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas. Durante su mandato, Mejía se encargó de afianzar las relaciones entre los países, las cuales habían sido particularmente tensas durante los seis meses de gestión del ex mandatario argentino. Al respecto, la Secretaria General aseveró que Kirchner lidió con una región empantanada en peleas políticas y confrontaciones ideológicas muy profundas, y que en contraposición a ella le tocó consolidar relaciones que él había logrado subsanar.
Los desafíos que tiene el flamante Secretario General son muchos. Su pasado como Ministro de Finanzas y Energía Eléctrica, Presidente de Petróleos de Venezuela (Pdvsa) y Secretario General de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (Opep) lo ubican en un inmejorable lugar para profundizar la integración en materia de energía, infraestructura y finanzas. Resulta imperioso que América del Sur mejore el comercio intrazona y que los intercambios se realicen utilizando monedas locales, abandonando el dólar como patrón y tomando como ejemplo el acuerdo recientemente firmado entre China y Japón. Este cometido se logrará únicamente mejorando la conexión entre los países e impulsando fuertemente la materialización de la Agenda de Integración en Infraestructura aprobada recientemente, la cual pretende conectar a la región de Norte a Sur y de Este a Oeste en el plazo de diez años. En este sentido, Brasil está construyendo un superpuerto en Río de Janeiro con una inversión de 2.000 millones de dólares que tendrá el tamaño de Manhattan y que permitirá gestionar 350 millones de toneladas de mercancías al año. Por su parte, Colombia planea construir una alternativa al Canal de Panamá que le permitirá unir, a través de vías férreas y caminos, sus costas del Caribe y del Pacífico.
Asimismo, Rodríguez Araque impulsará aún más al recientemente creado Consejo de Economía y Finanzas, de manera tal de construir una arquitectura financiera propia que destine recursos para el desarrollo integral de nuestros países, sobretodo en un momento en el cual los países “desarrollados” pretenden que los emergentes aporten mayores cuotas a los organismos de crédito para paliar la crisis surgida producto de su desgobierno.
El paso del flamante Secretario por Pdvsa y la Opep sin duda garantiza también un fuerte impulso al desarrollo de los recursos naturales, hídricos, energéticos y alimenticios al interior del Consejo Energético Sudamericano. Ninguna otra región del mundo está mejor preparada para saciar la demanda china en términos de energía y alimentos, y esto debe ser un nicho a explotar cada vez más por nuestros países. América del Sur posee el 34% de los recursos renovables de agua potable del mundo mientras que esa cifra alcanza apenas el 5,2% en China. En términos de tierras cultivables, la región posee 0,25 hectáreas per cápita, lo que implica poder producir alimentos para un siglo XXI que estará dominado por quienes tengan alimentos, energía y ciencia y tecnología.
Finalmente, el problema de la pobreza y la desigualdad debe ser resuelto. En América del Sur el 20% más rico concentra el 57% del ingreso regional, y aún existen más de 180 millones de personas que no tienen cubiertas sus necesidades básicas. América del Sur debe mejorar sus términos de intercambio, avanzar en procesos de industrialización que impliquen un aumento en la demanda de empleo, y garantizar una mayor distribución de la renta a partir de modificaciones tributarias que generen mayores aportes por parte de quienes más tienen. Alí Rodríguez Araque tiene una obsesión por acabar con la desigualdad, y de la mano de la energía, los recursos naturales y los alimentos iremos hacia ese destino.
Con la presencia de Juan Manuel Santos y el mandatario paraguayo, Fernando Lugo, en calidad de presidente pro témpore de la Unasur, el venezolano Rodríguez Araque asumió el cargo de Secretario General del bloque de integración, creado el 23 de mayo de 2008. Si bien su Tratado Constitutivo estipula que dicho cargo debe ser ejercido por la misma persona por un período de dos años, la sorpresiva muerte de Néstor Kirchner, quien en ese momento ocupaba el puesto, implicó que Venezuela y Colombia decidieran compartir el lugar en homenaje a quien fuera el responsable de evitar una confrontación bélica entre ambos países, luego de sus exitosas gestiones en agosto de 2010.
Con apenas 13 meses de gestión, María Emma Mejía logró consolidar la institucionalización de un bloque que tiene apenas 4 años de vida. Para ese propósito se instaló en Quito, inauguró una sede de operaciones, conformó un equipo de 11 funcionarios diplomáticos designados por las Cancillerías, creó la página web del organismo, elaboró y aprobó los presupuestos de los años 2011, 2012 y 2013, creó un sistema de aportes de cuotas proporcional, agilizó y dinamizó la ratificación del Protocolo Adicional sobre Compromiso con la Democracia redactado en diciembre de 2010 por parte de los países miembro, impulsó la publicación del Registro Suramericano de Gastos en Defensa por primera vez en la historia de nuestra región y gestionó la admisión de Unasur como organismo observador ante la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas. Durante su mandato, Mejía se encargó de afianzar las relaciones entre los países, las cuales habían sido particularmente tensas durante los seis meses de gestión del ex mandatario argentino. Al respecto, la Secretaria General aseveró que Kirchner lidió con una región empantanada en peleas políticas y confrontaciones ideológicas muy profundas, y que en contraposición a ella le tocó consolidar relaciones que él había logrado subsanar.
Los desafíos que tiene el flamante Secretario General son muchos. Su pasado como Ministro de Finanzas y Energía Eléctrica, Presidente de Petróleos de Venezuela (Pdvsa) y Secretario General de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (Opep) lo ubican en un inmejorable lugar para profundizar la integración en materia de energía, infraestructura y finanzas. Resulta imperioso que América del Sur mejore el comercio intrazona y que los intercambios se realicen utilizando monedas locales, abandonando el dólar como patrón y tomando como ejemplo el acuerdo recientemente firmado entre China y Japón. Este cometido se logrará únicamente mejorando la conexión entre los países e impulsando fuertemente la materialización de la Agenda de Integración en Infraestructura aprobada recientemente, la cual pretende conectar a la región de Norte a Sur y de Este a Oeste en el plazo de diez años. En este sentido, Brasil está construyendo un superpuerto en Río de Janeiro con una inversión de 2.000 millones de dólares que tendrá el tamaño de Manhattan y que permitirá gestionar 350 millones de toneladas de mercancías al año. Por su parte, Colombia planea construir una alternativa al Canal de Panamá que le permitirá unir, a través de vías férreas y caminos, sus costas del Caribe y del Pacífico.
Asimismo, Rodríguez Araque impulsará aún más al recientemente creado Consejo de Economía y Finanzas, de manera tal de construir una arquitectura financiera propia que destine recursos para el desarrollo integral de nuestros países, sobretodo en un momento en el cual los países “desarrollados” pretenden que los emergentes aporten mayores cuotas a los organismos de crédito para paliar la crisis surgida producto de su desgobierno.
El paso del flamante Secretario por Pdvsa y la Opep sin duda garantiza también un fuerte impulso al desarrollo de los recursos naturales, hídricos, energéticos y alimenticios al interior del Consejo Energético Sudamericano. Ninguna otra región del mundo está mejor preparada para saciar la demanda china en términos de energía y alimentos, y esto debe ser un nicho a explotar cada vez más por nuestros países. América del Sur posee el 34% de los recursos renovables de agua potable del mundo mientras que esa cifra alcanza apenas el 5,2% en China. En términos de tierras cultivables, la región posee 0,25 hectáreas per cápita, lo que implica poder producir alimentos para un siglo XXI que estará dominado por quienes tengan alimentos, energía y ciencia y tecnología.
Finalmente, el problema de la pobreza y la desigualdad debe ser resuelto. En América del Sur el 20% más rico concentra el 57% del ingreso regional, y aún existen más de 180 millones de personas que no tienen cubiertas sus necesidades básicas. América del Sur debe mejorar sus términos de intercambio, avanzar en procesos de industrialización que impliquen un aumento en la demanda de empleo, y garantizar una mayor distribución de la renta a partir de modificaciones tributarias que generen mayores aportes por parte de quienes más tienen. Alí Rodríguez Araque tiene una obsesión por acabar con la desigualdad, y de la mano de la energía, los recursos naturales y los alimentos iremos hacia ese destino.
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