“Chaco es un lugar estratégico para EE.UU.”
Entrevista publicada en Nos Digital
En
un período de una gran discusión acerca de la soberanía en Argentina,
nos preguntamos, ¿cuán presente sigue estando Estados Unidos en nuestro
continente y en nuestro país ? Constantes son las fuertes declaraciones
antiimperialistas de ciertos mandatarios para con la potencia, pero,
¿cuánto es discurso, cuánto es realidad? Nos juntamos con Leandro
Morgenfeld autor de Vecinos en conflicto
para desentrañar esta relación tan antigua como compleja entre el
poderoso Imperio y América Latina, donde los golpes de Estado, bases
militares, presiones bilaterales hasta espionaje siguen tan vivos en el
siglo XXI.
-Es bastante grande la presencia de
Estados Unidos y de la OTAN aquí. Según últimos estudios muestran que
hay 47 bases militares extranjeras en el continente, incluyendo las
inglesas en Malvinas y en las Islas Georgias del Sur. Mismo, se acaba de
abrir una base humanitaria muy controvertida en el Chaco. Estados
Unidos está tratando de reposicionarse en el continente. En el 2008 el
gobierno de Bush reimplantó la IV Flota de Comando Sur, destinada
específicamente a América Latina. Durante 50 años la flota estuvo
desactivada porque Latinoamérica no es un continente donde haya ningún
tipo de conflicto militar, pero esta medida indica que hay una necesidad
de Estados Unidos de reafirmar que, lo que históricamente fue su patio
trasero, lo sigue siendo. Esta necesidad se explica por qué en los
últimos años hubo un proceso de reintegración de los gobiernos latinos
sin su tutela, aumentando las relaciones con otras potencias, como Rusia
y China. Y esto les preocupa.
-¿Las bases están presentes en todos los países de América Latina?
-No, no están en todos los países, e
incluso hubo algunos que avanzaron en el proceso de desactivarlas. El
más importante es el caso de Ecuador, que durante el gobierno de Correa
desarticuló la base de Mantra, mostrando que sí se puede avanzar en este
tema. Entonces, Ecuador ya no tiene más bases.
-Ya hablamos de Correa, pero
también Chavez y Evo Moralez han sido los que públicamente más mostraron
sus diferencias con Estados Unidos. ¿Cuánto hay de discursivo y cuánto
se manifiesta realmente esto?
-En América Latina hay que hacer una distinción entre tres grupos. El Eje Bolivariano,
que tienen una política exterior que discursivamente es
anti-imperialista o simplemente anti-estadounidense, como el caso de
Cuba, Venezuela, Bolivia y los demás miembros del ALBA. Su discurso se
manifiesta con ciertas prácticas: denunciar la injerencia de la Embajada
norteamericana -incluso la expulsión de embajadores-, el cierre de
bases militares. Mientras en el punto de vista comercial siguen
manteniendo relaciones pero también hay una búsqueda de diversificar los
intercambios con otros países. Hay una política interesante que discute
esa pretensión de hegemonía estadounidense. Después está otro grupo,
el de los alineados al Norte que son el Eje Pacífico, donde podemos contar a Costa Rica, Panamá, Chile y Colombia. Finalmente el Eje del Mercosur,
que tienen una política intermedia, a través del mismo Mercosur o el
UNASUR. Pero estos países, que al mismo tiempo hablan de una inclusión
latinoamericana, sostienen una relación oscilante. Así, en Argentina
mientras el año pasado se fueron dando distintos roces bilaterales y un
mayor discurso anti-estadounidense, después de las elecciones hubo una
política de acercamiento.
-Dentro del Eje Mercosur, ¿estas diferencias se dan por posiciones ideológicas o son de carácter coyuntural?
-Hay una cuestión ideológica y otra de
la cohesión del discurso interno. Argentina permanentemente se queja del
proteccionismo norteamericano, lo cual está bien, ya que éste yla Unión
Europeaestablecieron sanciones contra el país por este tipo de medidas.
Esto es algo histórico argentino, que viene de los gobiernos
conservadores incluso, porque la economía nacional tiene una relación
más competitiva que complementaria con la norteamericana y los
productores agropecuarios yanquis tiene una capacidad de lobby muy
grande que generan estos choques. Esto se ve a lo largo de la historia,
más allá de que sean gobiernos conservadores, radicales o peronistas.
Hay una actitud ambivalente del gobierno argentino. Desde las elecciones
que busca reencauzar las relaciones con Obama, pero no lo hace como en
los90’con las relaciones carnales. Cuando vemos el tema de YPF,
Argentina toma una política que desde puntos de vista nacionalistas
hacía tiempo se venía pidiendo. Pero cuando se busca la forma de buscar
inversiones, una de las grandes apuestas es buscarlas en la Mobile o la
Exxon, las dos grandes petroleras de Estados Unidos.
-Con la explosión del
neoliberalismo en los ´90, diferentes actores sociales y políticos han
salido a la luz con una gran movilización y visibilidad pública:
movimientos estudiantiles, campesinos, ambientalistas; etc. ¿Cómo
entiende Estados Unidos este proceso?
-Sin dudas creo que hay una nueva etapa:
mayor integración regional, cambio de gobiernos muchos de ellos luego
de rebeliones populares importantes, hizo que la sujeción estadounidense
se halla en parte revertido. Entonces, reacciona de diversas maneras.
Algunas formas fueron las tradicionales: intentando en el 2003 un golpe
de Estado en Venezuela que fue vencida. Pero contra los distintos
procesos aplicó diferentes formas de desestabilización, como en Bolivia
mediante el intento de ruptura de la unidad territorial alentando la
separación de la Media Luna.También lo mismo apoyando el levantamiento
policial en Ecuador, el golpe en Honduras que acabó con el gobierno
constitucional de Zelaya, que sin ese acompañamiento norteamericano, no
se hubiera sostenido. Así, hubo una gran decepción de algunos sectores
con Obama, que apoyó este golpe en Centroamérica, mantuvo Guantánamo,
sigue la IV Flota.
- También hablaste de la base que se está instalando en Chaco…
-Si, es una base teóricamente
“humanitaria”, pero financiada enteramente por el Comando Sur, o sea el
Ejercito estadounidense. Cómo operará, no se sabe. Pero hay que verlo
según cómo Estados Unidos ejerce su intervencionismo a lo largo del
planeta. Tiene bases, cárceles ilegales en las que puede aplicar
violaciones a los Derechos Humanos que su propia legislación no le
permite, siendo Guantánamo el gran ejemplo. Y después la forma de
intervención se puede ver de otras maneras. En Venezuela, por ejemplo,
financian una cantidad enorme de ONG, que es una forma de penetración,
espionaje, buscan trazar contactos en la sociedad que se está
trabajando. Otra puede ser bajo la ayuda humanitaria, planes de
vacunación. Ahora, ¿por qué en el Chaco? Habría que ver si es una base
humanitaria, porqué está financiado por el Comando Sur, que es la
encargada de establecer las relaciones militares con este continente,
con un pasado con la Escuela de las Américas bastante nefasto. Uno
podría pensar por qué en esa provincia, y se da porque es un lugar
estratégico para Estados Unidos, muy cerca de la Triple Frontera, con
recursos naturales muy importantes, a la vez que se la suele ver como un
lugar de paso del contrabando y a la vez de células terroristas.
Podés seguir y conocer más de Leandro Morgenfeld en http://vecinosenconflicto.blogspot.com.ar/ y en @leandromorgen
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