Noam Chomsky: ‘Fracaso de lucha antinarco es intencional’
La
llamada guerra contras las drogas no está fracasando, sino que sus
consecuencias son intencionales tanto dentro de Estados Unidos como en
el hemisferio, afirmó Noam Chomsky, quien también enfatizó que el cambio más notable en las Américas es su creciente independencia de Washington.
“Decir
que la guerra contra las drogas ha fracasado es no entender algo. Es
cierto que durante 40 años la guerra contra las drogas ha fracasado en
sus objetivos declarados. Todos saben que la prevención y el tratamiento
es la forma más eficiente para abordar el problema de las drogas, y que
operaciones en el extranjero es la manera más ineficiente. Uno tiene
que preguntarse qué está en la mente de los planeadores ante tanta
evidencia de que no funciona lo que dicen que están intentando lograr.
¿Cuáles son las intenciones probables? Las consecuencias predecibles son
buenos indicadores de efecto”, explicó.
Dado que el envenenamiento de cosechas en lugares como Colombia a
través de la fumigación antidrogas beneficia a los grandes intereses
agrarios y destruye la vida de los campesinos, que la violencia ha
desplazado o destruido el tejido social de comunidades en varios países
de América Latina y debido a que las políticas antinarcóticos aplicadas dentro de Estados Unidos
han encarcelado a un vasto sector de la población pobre, sobre toda la
afroestadunidense y latina, se tiene que preguntar si estas son
consecuencias predecibles, o sea intencionales, de las políticas
antinarcóticos.
En comentarios –sin ponencia– para festejar aquí el 45 aniversario de la publicación Nacla,
el lingüista y filósofo ofreció sus apreciaciones sobre los cambios en
el hemisferio, y abundó respecto de lo que está detrás de la política
antinarcóticos del gobierno de Estados Unidos y las élites políticas y
económicas en la región que la apoyan.
Recordó
que dentro de Estados Unidos estas políticas están haciendo lo mismo
que se logró después del fin de la esclavitud en la década de 1870,
cuando los afroestadunidenses gozaron de su libertad formal en ese
periodo, pero que “se logró resclavizarlos a través de criminalizarlos”.
Esto fue clave porque la fuerza laboral sujeta a estas condiciones
resclavizada sirvió como motor de la revolución industrial en Estados
Unidos: el Estado fue el proveedor de trabajadores encarcelados, con lo
cual las empresas no tenían que preocuparse de sindicatos ni contratos
de ningún tipo.
Lo anterior duró hasta la Segunda Guerra Mundial,
que fue seguida por dos décadas de crecimiento económico acelerado y
sostenido, pero eso se frenó en la década de los años 70 con la
supremacía del sector financiero en la economía y con el traslado de
producción al exterior. Ahí, bajo el pretexto de la guerra contra las
drogas, se inició la encarcelación masiva de hombres afroestadunidenses y
latinos.
En América Latina hay
enormes flujos de dinero que benefician a las élites, y un amplio sector
empresarial está de alguna manera involucrado con el narcotráfico. Por
otro lado, Chomsky ofreció ejemplos en Colombia y otros países donde,
bajo el pretexto de esa guerra, se han podido controlar y anular
esfuerzos económicos autónomos de diversas comunidades en la región, en
beneficio de intereses poderosos. Todo mientras no se logra cumplir con
los objetivos oficiales de frenar la droga y sus consecuencias.
“No
creo que la guerra contra las drogas es un fracaso, tiene un propósito
diferente al anunciado”, concluyó Chomsky. “El problema de las drogas en
América Latina está aquí en Estados Unidos. Nosotros suplimos la
demanda, las armas, y ellos (en América Latina) sufren”.
Pero
justo en torno a este asunto, por el creciente cuestionamiento de la
política antinarcóticos estadunidense, como el de las relaciones con Cuba, se expresa una creciente autonomía de América Latina frente a Washington, indicó Chomsky.
“Estados
Unidos ya no decreta en América Latina” ya que la región determina cada
vez más su propio futuro, tal como se manifestó en la última Cumbre de las Américas.
Ahí, dijo, no se pudo adoptar una declaración final por falta de
unanimidad. Ante un abrumador apoyo para la inclusión de Cuba en las
cumbres futuras, sólo Washington y Ottawa se opusieron;
igual, ante cada vez más consenso sobre la despenalización de las
drogas, solamente hubo dos objeciones, las mismas de Washington y
Ottawa.
“Se tiene que reconocer que
algo notable ha sucedido en América Latina: los días en que Estados
Unidos imponía su voluntad sobre el hemisferio ya están muy en el
pasado”. Indicó que esto aún no se registra por los medios de
comunicación estadunidenses, y que todavía no se entiende “que las cosas
han cambiado”.
Además, también hay un cambio en la conciencia popular dentro de la región, marcada por la elección de Inacio Lula da Silva, de Ollanta Humala, de Evo Morales
y otros, donde las mayorías están instalando como líderes a “gente como
ellos”, y no a las élites educadas en el extranjero y provenientes de
la clase dominante. A la vez, los procesos de integración regional, y la
creciente exclusión de Estados Unidos en estos, son otra muestra de una
nueva relación.
En la celebración del 45 aniversario de la fundación de Nacla se otorgaron premios a Chomsky, Javier Sicilia y Eduardo del Río (Rius) –éste último no pudo asistir y su premio fue aceptado por su amigo, el caricaturista mexicano Feggo.
Chomsky subrayó que cuando Nacla fue fundada, fue al inicio de una ola
de represión y dictadura respaldadas por Washington, y que vale celebrar
las transformaciones que han sucedido, por lo menos al grado de que el
orden decretado desde Estados Unidos ya no impera en América Latina en
comparación con hace medio siglo.
Después
de décadas de políticas estadunidenses diseñadas para “matar la
esperanza” en América Latina, comentó Chomsky, ahora estamos ante un
momento donde esa región ahora está “inspirando la esperanza” para
todos.
Nueva York, 13-05-2012
Publicado en La Jornada
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