La petrolera estatal / Presentación del Gobierno en un foro internacional
En Washington, Boudou llamó a invertir en la nueva YPF
Prometió que la empresa estará "abierta" al ingreso de capitales nacionales y extranjeros
Washington.- Tres semanas después de anunciar la expropiación del 51 por ciento
del paquete accionario de la española Repsol, el gobierno de Cristina
Kirchner lanzó en Washington un llamado formal a invertir en "una nueva
YPF, con conducción estatal y abierta a la inversión extranjera y
privada".
Lo hizo como parte de una convocatoria más amplia a
interesarse "sin ideologías y con los números de la economía en la mano"
por una Argentina que "mira el futuro con mucho optimismo", pese a que
sus políticas sean "estigmatizadas o ridiculizadas sin razón" desde los
centros de poder internacional.
Ese fue el llamado que hizo el vicepresidente Amado Boudou,
al exponer ante la Conferencia de las Américas, una de las principales
citas en esta ciudad para empresarios, políticos y académicos de la
región.
En su primera intervención en esta ciudad como
vicepresidente, Boudou aceptó que el Gobierno debe "trabajar sobre la
reputación" a partir de las "transformaciones" que ha hecho, entre las
que situó la expropiación de Repsol. Fue éste también su primer viaje al
exterior desde que la justicia federal lo investiga por lavado de
dinero y funciones incompatibles como parte del caso Ciccone.
Poco antes de que le tocara exponer, habló el titular
de la Cámara de Representantes. El republicano John Bohener no
identificó a ningún país en una alocución que, sin embargo, calzaba a
medida con lo que aquí se le reclama a la Argentina. Urgió a que "todos
los países del continente cumplan con sus obligaciones y respeten las
normas internacionales", un requerimiento que incluye -dijo- el "pago de
deudas a tenedores de bonos, el cumplimiento de compromisos legales y
de decisiones de árbitros internacionales, así como el respeto a la
propiedad privada".
A diferencia de lo que ocurrió con otros expositores,
no hubo mucho espacio para preguntas cuando llegó el turno de Boudou. La
presidenta del Consejo para las Américas, Susan Segal, apenas habilitó a
dos oradores. El primero de ellos, un empresario neoyorquino ligado a
la actividad petrolera, abrió el fuego. "Usted habla de invertir en YPF.
Pero ¿en qué parte? ¿En el 49 por ciento que queda o en el 51 por
ciento que era de Repsol y que estará durante años en litigio?",
preguntó. El segundo orador habilitado preguntó por las condiciones para
la prensa (ver aparte).
Con Manzano bien cerca
Había, sobre todo, empresarios, analistas de inversión y
diplomáticos entre las cerca de 200 personas que escuchaban. Entre
ellos, representantes de la minera Barrick Gold y de las petroleras
Exxon Mobil y Chevron, así como de varios centros especializados en
hidrocarburos, junto a integrantes de laboratorios medicinales y
empresas tecnológicas.
Sorprendió ver en las primeras filas al ex ministro
menemista José Luis Manzano, ahora empresario de medios y que tiene
inversiones petroleras. Otro ex funcionario de aquel gobierno que se
mostró en la reunión fue Jorge Pereyra de Olazábal, titular de la Ucedé,
el partido con el que supo simpatizar Boudou.
En la noche del lunes, Boudou había cenado con un
reducido grupo de integrantes del Council of Americas, la entidad
fundada por David Rockefeller. Su única actividad pública fue la
exposición de ayer y un fugaz paso por el cóctel de apertura, en la
tarde anterior. El resto de la agenda de las 24 horas que pasó aquí
permaneció en reserva. Entre otras definiciones, Boudou reconoció que el
Gobierno "aún intenta llegar a un acuerdo" con el Club de París y
ratificó que la Cancillería "trabaja" en la respuesta a la queja por
comercio desleal que presentaron más de 40 países.
Pero fue la cuestión de YPF la que se llevó más tiempo.
Dijo que, lejos de ahuyentar la inversión, el Gobierno dio pasos para
presentar "excelentes expectativas para aquellos que quieran invertir". Y
llamó a considerar esa posibilidad, sobre todo mediante joint ventures.
Defendió la expropiación con la idea de que la empresa
era un "cóctel explosivo" que estaba "mucho más orientada a la mesa de
dinero que a la de los geólogos e ingenieros". Se manifestó también
"sorprendido" por la intervención del gobierno español, ya que -dijo-
éste es un asunto entre el gobierno argentino y una empresa que "no es
totalmente española".
Reconoció, sin embargo, la necesidad de "trabajar muy
duro para discutir y solucionar lo que vaya surgiendo lo más rápido
posible".
Boudou, que anoche regresó a Buenos Aires, estuvo
acompañado por el embajador Jorge Argüello. Dentro de cuatro semanas
hablará en Nueva York la Presidenta, en lo que parece una estrategia de
exposición de la política del Gobierno.
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