América Latina buscará un diálogo renovado con EE. UU.
Nuestra región aprovechará la Cumbre, para sentar bases de una nueva relación con la superpotencia.
La de Cartagena puede ser, para América Latina, la cumbre del 'destete' de Estados Unidos. Los próximos 14 y 15 de abril los mandatarios de la región debatirán políticas de integración y desarrollo regional, pero también pondrán sobre la mesa temas que durante décadas han sido tabú en el diálogo con Washington, como el replanteamiento de la lucha contra las drogas y la participación de Cuba en la política del hemisferio.
El impulso con el que ambos temas se tomaron la agenda del evento, a última hora, demostró la madurez y el peso político que ha adquirido la región, al tiempo que ratifica el gran momento de la política exterior colombiana. (Lea también: 'La de Cartagena será una cumbre con resultados': María Ángela Holguín)
La discusión impulsada por el presidente Juan Manuel Santos sobre el futuro de la lucha antidrogas impuesta por Washington hace cuatro décadas, basada en la represión, sentará un precedente respecto de un debate de carácter global.
No será un debate nuevo para la región. América Latina ha sufrido como ninguna otra las consecuencias de este flagelo y ha sido aquí donde han surgido las propuestas más atrevidas para hacerle frente. Los expresidentes Fernando Henrique Cardoso (Brasil), Ernesto Zedillo (México) y César Gaviria (Colombia) son reconocidos en el mundo como líderes en el debate por hallar respuestas más adecuadas al problema. Incluso, han hablado de "legalizar" algunas drogas y de atacar de manera más efectiva el negocio. (Lea aquí: 'En la Cumbre se romperá una contradicción de 40 años': Moisés Naím )
La metodología que se empleará en la Cumbre para examinar el tema será analizar las ventajas y las desventajas de todos los escenarios posibles. Concluida la cita en la Heroica, un grupo de seguimiento trabajará sobre las conclusiones y consensos a los que lleguen los mandatarios del continente. (Lea también: Barack Obama será puesto a prueba en la Cumbre de las Américas)
Por supuesto, de esta cumbre no saldrá la solución al flagelo del narcotráfico. Pero sí sembrará la semilla y liderará un debate global que seguramente estará a la orden del día en septiembre, durante la Asamblea General de las Naciones Unidas.
A esto se suma que Estados Unidos, a pesar de su clara oposición a la despenalización y la legalización, haya aceptado discutir el tema, lo que es una ganancia política para la región y para el mundo. (Lea aquí: Las drogas: un debate antes impensable está ahora sobre la mesa)
Esta también sería la última Cumbre de las Américas en la que Cuba no esté presente. No solo los países del Alba, sino también Argentina, Brasil, Colombia y Perú, entre otros, se pronunciarán sobre la necesidad de incorporar a la isla a este foro hemisférico. (Siga este enlace para leer: Cuba: la vieja piedra en el zapato)
Por las elecciones presidenciales de noviembre, el mandatario estadounidense, Barack Obama, estará maniatado para variar la posición de Washington respecto de La Habana. Sin embargo, el deseo de que Cuba esté presente es un propósito unánime que va a jalar procesos más allá de la cita de Cartagena y que marcará un antes y un después en la dinámica política continental.
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