La cumbre y los abismos de Cartagena
Miradas al SurCartagena de Indias, la ciudad amurallada con el casco colonial más grande de todo Latinoamérica, ya está “preparada” en lo organizativo y “blindada” en cuanto a seguridad para recibir a partir del próximo viernes a 33 jefes de Estados de todo el continente americano. Ahora bien, quizás las autoridades colombianas han cumplido con todo el trabajo previo que requiere ser un buen anfitrión pero, en el segmento político, la inminente Cumbre de las Américas llega con bastantes claroscuros. En primer lugar, el presidente ecuatoriano Rafael Correa anunció que no participará del encuentro continental debido a la exclusión de Cuba del evento, situación que se repite desde que la isla fuera expulsada de la OEA por decisión de los Estados Unidos. Este punto, que fue parte de un extenso tira y afloje en los últimos meses entre Colombia, los países del Alba y Washington en pos de lograr un consenso que nunca llegó, será uno de los grandes tópicos de la cita regional. Y, en ese sentido, no se descarta que el bloque chavista –Venezuela, Bolivia, más algunos pequeños estados insulares del Caribe– intente en Cartagena hegemonizar el temario de la Cumbre con el ya nombrado aislamiento institucional del gobierno de Raúl Castro. Pero, eso no es todo, la posible ausencia del primer mandatario Hugo Chávez en Colombia –debido a su delicado estado de salud–, opacaría aún más un foro intercontinental donde los puntos de encuentro entre la principal potencia del mundo y los países latinoamericanos se han acortado notablemente en los últimos años.
“Nuestro gobierno se fijó como reto hacer de la VI Cumbre de las Américas una cita con resultados concretos en materia social e integración, en la que además se pongan sobre la mesa asuntos espinosos como Cuba, Malvinas y políticas antidrogas”, advirtió ayer, portando un acento más diplomático que caribeño, la canciller colombiana María Ángela Holguín en declaraciones al diario oficialista El Tiempo. Es decir, más allá de la previsible foto de protocolo donde todos los presidentes sonríen y saludan a un espectador imaginario y de la repetida declaración de consenso, cargada de metas nobles pero vacía de obligaciones a cumplir, Cartagena 2012 tendrá en la Cuestión Malvinas y en el combate antinarcóticos dos puntos de discusión álgidos y donde estará en juego mucho cabildeo y guerra de posiciones mediáticas. En ese sentido, es más que factible que el Palacio San Martín logre un mayor compromiso de todos los países latinoamericanos para condenar el papel militarista desplegado por Londres en las islas del Atlántico Sur. Pero, lo que sigue siendo una gran incógnita es la respuesta de la Casa Blanca sobre este diferendo. Hasta el momento, Washington insistió en calificar al conflicto como de índole bilateral pero el escenario regional de Cartagena –donde se supone que el interés primordial es elevar las aspiraciones interamericanas– debería poner incómodo a la Administración Obama, ya que su posición lo distanciaría aún más de todos los países vecinos.
Tres años atrás, en la Cumbre de Trinidad y Tobago, Chávez le regaló a Obama el best seller Las venas abiertas de América latina, en una movida tan irónica como sorpresiva. Nadie lo sabe, pero quizás haya espacio en Cartagena 2012 para que esa partida simbólica continúe.
“Nuestro gobierno se fijó como reto hacer de la VI Cumbre de las Américas una cita con resultados concretos en materia social e integración, en la que además se pongan sobre la mesa asuntos espinosos como Cuba, Malvinas y políticas antidrogas”, advirtió ayer, portando un acento más diplomático que caribeño, la canciller colombiana María Ángela Holguín en declaraciones al diario oficialista El Tiempo. Es decir, más allá de la previsible foto de protocolo donde todos los presidentes sonríen y saludan a un espectador imaginario y de la repetida declaración de consenso, cargada de metas nobles pero vacía de obligaciones a cumplir, Cartagena 2012 tendrá en la Cuestión Malvinas y en el combate antinarcóticos dos puntos de discusión álgidos y donde estará en juego mucho cabildeo y guerra de posiciones mediáticas. En ese sentido, es más que factible que el Palacio San Martín logre un mayor compromiso de todos los países latinoamericanos para condenar el papel militarista desplegado por Londres en las islas del Atlántico Sur. Pero, lo que sigue siendo una gran incógnita es la respuesta de la Casa Blanca sobre este diferendo. Hasta el momento, Washington insistió en calificar al conflicto como de índole bilateral pero el escenario regional de Cartagena –donde se supone que el interés primordial es elevar las aspiraciones interamericanas– debería poner incómodo a la Administración Obama, ya que su posición lo distanciaría aún más de todos los países vecinos.
Tres años atrás, en la Cumbre de Trinidad y Tobago, Chávez le regaló a Obama el best seller Las venas abiertas de América latina, en una movida tan irónica como sorpresiva. Nadie lo sabe, pero quizás haya espacio en Cartagena 2012 para que esa partida simbólica continúe.
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