Sonrisas. Galtieri y Costa Méndez hablan con el canciller de EE.UU. Alexander Haig en 1982 en la Rosada.
Galtieri creía que EE.UU. iba a ser neutral y dudaba de Chile
Por Natasha Niebieskikwiat
En su declaración dijo estar convencido de que Reagan no iba a apoyar a Londres.
Que el Gobierno argentino tuvo desde el primer momento datos precisos de que Estados Unidos apoyaría a Gran Bretaña en el caso de desatarse el conflicto armado con el Reino Unido es uno de los puntos más destacados del Informe Rattenbach en su frondoso abordaje de las fallas en materia de política exterior, tanto de Leopoldo Fortunato Galtieri como de su canciller, Nicanor Costa Méndez. Con todo, las apreciaciones del dictador sobre su ¿ingenua? confianza en los Estados Unidos resultan desopilantes al lector. También llama la atención la naturalidad con que el general contempla la posibilidad de encarar dos frentes bélicos en el Sur al mismo tiempo, uno con el Reino Unido y el otro con Chile.
Esta parte del relato comienza cuando en su interrogatorio para el Informe, el 19 de abril de 1983, se le pregunta porqué le causaba “asombro” a su “gobierno” la actitud probritánica de EE.UU.
“América para los americanos”, empieza diciendo Galtieri. “la doctrina americana Monroe, los tratados existentes”, especifica. “Sí pensaba yo que -no obstante esa información- la actitud de Estados Unidos debería ser más equilibrada y distante”. Vale recordar que Galtieri pensaba también que el apoyo de Washington compensaría el envío de oficiales argentinos a Centroamérica en respaldo a la guerra sucia contra el comunismo que EE.UU. libraba allí.
Pero después de haber ofrecido hasta “tres banderas” en las islas para resolver el conflicto el general Haig advirtió a los argentinos: “Señores, nosotros nos ofrecemos para negociar; pero cuidado, si la negociación fracasa y hay conflicto, en ese caso Estados Unidos va a estar del lado de Gran Bretaña”. El interrogador de Galtieri insiste si “no se creyó” en esa posibilidad, a lo que el fallecido general apunta: “No, en términos absolutos”.
Un tramo más adelante se le pregunta si la Brigada de Corrientes enviada a la Patagonia para la protección de fronteras era “adecuada” para Malvinas. “Estaba previsto su empleo en el caso Chile, en la zona del Teatro de Operaciones Sur; no recuerdo si era la zona de Turbio-Natales o más al centro del dispositivo. Es decir estaba equipada en infantería para los rigores del clima donde iba a actuar. Y latitud de las Malvinas y Río Gallegos es similar”, comienza diciendo. Le insisten con que si la vestimenta y la instrucción de la tropa (ambas paupérrimas) eran para dicha misión. Y concluye que “era la disponible”. Ello era así, remarca, “ considerando que no era conveniente desguarnecer la frontera oeste por la información que se tenía de Chile , es decir que no se podía retirar unidades de montaña, era la infantería que se disponía: la Brigada X pura, de la provincia de Buenos Aires y la Brigada III, dado que tenía previsión el empleo en ese lugar”.
Le cuestionan si sabiendo aún antes de la guerra en Malvinas que Gran Bretaña ya contaba con el apoyo de EE.UU., la OTAN, y la comunidad europea se iba a poder sostener la guerra en dos frentes, contra Chile, por un lado y con el Reino Unido por el otro. Y responde el hombre inmortalizado con su vaso de whisky en la mano: “No. La podíamos, enfrentar pero sin éxito” .
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