Las Américas y Cuba
por Jorge Gómez Barata, especial para CubasiLa propuesta movilizó a la canciller de Colombia, país que en abril acogerá la Cumbre de las Américas, quien inmediatamente viajó a La Habana para preguntar a Cuba.
Si en la diplomacia norteamericana hubiera la sensatez suficiente pudiera ser la oportunidad para que el presidente Obama retome el perfil con que debutó en la V Cumbre de las Américas efectuada en 2009.
En política: “Es fácil soltar los gorriones, pero muy difícil hacerlos regresar”. Lo primero fue obra de Rafael Correa, presidente de Ecuador quien, en la más reciente Reunión de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de América (ALBA), propuso condicionar la asistencia de sus integrantes a la Cumbre de las Américas a la participación de Cuba. Lo segundo corresponde a la diplomacia norteamericana.
Originalmente pareció que la exhortación a los países del ALBA de no asistir a la Cumbre de las Américas si Cuba no era invitada, se trataba de un boicot, acción que, con el control sobre los medios de difusión y la capacidad para manipular la opinión pública que posee, podía dar a Estados Unidos la oportunidad de hacer el papel de víctima a la vez que se liberaba de la presencia de Chávez, Evo, Ortega, Correa y otros gobernantes avanzados.
Lo más grave es que podía ocurrir que unos países asistieran a la cita convocada para Colombia para el mes de abril y otros no, creándose un escenario que podía arriesgar proyectos mayores. No ocurrió así porque la diplomacia de los países del ALBA además de firmeza y determinación mostró sofisticación.
La propuesta movilizó a la canciller de Colombia, país que en abril acogerá la Cumbre de las Américas, quien inmediatamente viajó a La Habana para preguntar a Cuba. En la capital isleña, la ministra fue recibida por el Ministro de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez Parrilla y por el presidente Raúl Castro, quienes respondieron sí a la amable y respetuosa consulta del gobierno colombiano.
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