Versión del diario La Nación de la reunión bilateral del jueves:
Trabas al comercio / Repercusiones de una reunión clave
EE.UU. pide señales para invertir
Preocupación de sus diplomáticos por el cepo cambiario y el freno a las importaciones
Estados Unidos se comprometió a mejorar la situación de la balanza comercial bilateral, pero pidió mejores condiciones para los inversores norteamericanos que quieren producir y exportar desde la Argentina.
Esa fue la respuesta a los reclamos del Gobierno para aumentar el ingreso de productos nacionales en los EE.UU., registrados anteayer en la reunión entre tres ministros y la embajadora Vilma Martínez, según indicaron a LA NACION fuentes que participaron del encuentro.
Las fuentes aclararon que tomaron en forma positiva la decisión de realizar la reunión y, en particular, la decisión del Gobierno de transmitir un mensaje conciliador y no de guerra comercial. Sin embargo, la primera reacción de los diplomáticos al llegar a la cartera agrícola fue de sorpresa por dos motivos:
-El encuentro se había acordado semanas atrás sólo con el ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca, Norberto Yauhar, para tratar los temas del área, pero a último momento se transformó en una reunión con el gabinete económico entero (con Hernán Lorenzino por Economía y Débora Giorgi por Industria), junto con el embajador Jorge Argüello, quien viajó especialmente desde Washington para sumarse.
-Al comenzar el diálogo, los funcionarios nacionales les preguntaron a los funcionarios extranjeros de qué temas querían hablar, en lugar de plantear una agenda concreta. Así, se habló de varias cuestiones, pero sin arribar a definiciones específicas.
En ese sentido, Yauhar expresó que "le expresamos la necesidad de seguir trabajando en el tema de los cítricos, de la zona libre de aftosa para los ovinos de la Patagonia y de la exportación de carnes frescas, que fue acordada en el año 2000".
Por su parte, Argüello explicó que "equilibrar la balanza comercial con los Estados Unidos no supone comprarle menos, sino venderle más, sobre todo productos argentinos que tengan -y esto es casi una obsesión, diría yo, de la Presidenta- mano de obra argentina, que tengan valor agregado. No es lo mismo vender maíz que aceite de maíz".
Los funcionarios norteamericanos se comprometieron a analizar estos temas en particular y fuentes argentinas admitieron a LA NACION que sólo se trató de una reunión de "lanzamiento" de la agenda económica, por lo que no esperaban respuestas contundentes a los pedidos.
Del lado norteamericano, predominó la buena predisposición a escuchar y hubo una sensación agradable porque no se repitió la advertencia de la Presidenta de que si EE.UU. aplicaba sanciones, habría represalias. En ese sentido, se planteó la cuestión del retiro de los beneficios comerciales desde Washington a los productos comerciales nacionales, prevista al parecer en marzo, por la falta de pago a empresas norteamericanas que ganaron juicios en los tribunales del Banco Mundial.
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